Taipéi. China debe pagar un “precio mayor” por las acciones que ha mostrado en el mundo, incluido su apoyo a Rusia respecto de la invasión a Ucrania y los ataques cibernéticos contra Taiwán, aseguró ayer el senador republicano estadunidense, Lindsey Graham.
“Creo que hay una reacción cada vez mayor contra la opresión del Partido Comunista Chino en todo el mundo”, enfatizó Graham, quien se encuentra en Taipéi como parte de una delegación de seis legisladores estadunidenses, encabezada por el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Menéndez, para trasladar el apoyo de Washington a las autoridades taiwanesas.
Ante la visita, el gigante asiático emprendió ejercicios aéreos y navales del Mando del Teatro Oriental del Ejército Popular de Liberación frente a la isla taiwanesa como “una contramedida a las recientes acciones negativas de Estados Unidos, incluyendo la visita de la delegación de legisladores a Taiwán”, informó el vocero de la cancillería china, Zhao Lijian.
El diplomático sostuvo que se opone firmemente a toda forma de intercambio oficial entre Washing-ton y Taipéi, aseguró que Pekín continuará con medidas efectivas para proteger de manera resuelta su soberanía e integridad territorial y criticó que las autoridades estadunidenses desinformen sobre la crisis bélica.
Sostuvo que su nación persigue el desarrollo a fin de ofrecer una vida mejor a la población, sin ningún interés en desafiar o remplazar a otros, cuando ha sido criticada por la naciones occidentales al no condenar a Rusia por la invasión en Ucrania.
El jueves, el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), William Burns, describió al gigante asiático como “un competidor formidable que no carece ni de ambición ni de capacidad” y señaló que tiene “la intención” de remplazar a Estados Unidos como “la potencia preeminente en el Indo-Pacífico”.
Graham transmitió a la presidenta taiwanesa, Tsai Ing Wen, que puede contar con el apoyo de Washington a medida que Pekín siga con sus “provocaciones”, ya que abandonar la isla supondría dejar atrás “la democracia, la libertad y el libre comercio”. Declaró que la invasión del Kremlin y el “comportamiento provocador” de China han unido al pueblo y a la sociedad estadunidenses.
La mandataria señaló que la operación militar rusa “ha demostrado que las democracias deben reforzar sus alianzas” y protegerse de manera conjunta “de las amenazas de naciones autoritarias que buscan perturbar la paz regional”.
Wu Qian, vocero del Ministerio de Defensa Nacional de China, señaló que la visita de los legisladores estadunidenses está socavando gravemente los cimientos de las relaciones binacionales.
“Es extremadamente hipócrita y poco digno de confianza que por una parte Estados Unidos prometa no apoyar la independencia de Taiwán, pero, por otra, envíe una señal seriamente equivocada a las fuerzas secesionistas”, criticó Wu.
El gigante asiático se opone a cualquier intercambio oficial entre el gobierno taiwanés y otros ejecutivos extranjeros porque reclama que la isla forma parte de su territorio y no es un país independiente. China y Taiwán se separaron tras una guerra civil en 1949.