Varsovia. Desde que empezó la invasión, muchos en Ucrania creen que la cultura rusa, desde el poeta Pushkin hasta el cineasta Bondarchuk, ya no existe y debe ser desterrada de Occidente.
Para el ministro de Cultura ucranio, Oleksandre Tkatchenko, el mundo cultural ruso es claramente cómplice del ejército que siembra la devastación y la muerte en Ucrania.
“La cultura de Putin hace avanzar el discurso del Kremlin: (sus representantes) pegan en sus teatros la letra Z (símbolo de apoyo al ejército ruso), hablan de nosotros como de ‘pequeños rusos’ y consideran nuestra lengua un dialecto” surgido del ruso, afirmó Tkatchenko.
Desde hace décadas, el cine ruso “presentaba principalmente a los ucranios como tontos y avaros”, añadió este director de varias cadenas de televisión en ese país y ex copropietario del estudio cinematográfico de Odesa.
Rusia busca “borrar la identidad cultural de los ucranios”, agregó, y denuncia siglos de dominación, de rusificación y de apropiación cultural.
Recordó asimismo el Renacimiento fusilado, grupo de artistas ucranios muertos a manos de las autoridades soviéticas en los años 30.
El sentimiento de muchos ucranios empezó a manifestarse tras la anexión rusa de la península de Crimea en 2014, aplaudida por muchas personalidades del mundo cultural ruso, y seguida por una guerra con los separatistas apoyados por el Kremlin. Y se ha reforzado desde el inicio de la ofensiva rusa a finales de febrero.
¿Castigar a los artistas?
En las últimas semanas, cerca de 200 sitios culturales ucranios fueron dañados o destruidos por los bombardeos.
La invasión rusa provocó una ola de solidaridad mundial con Ucrania, que incluye cancelaciones de actividades y actividades culturales rusas en países occidentales.
Se trata especialmente de artistas allegados al Kremlin, como el famoso director de orquesta ruso Valery Guérgiev.
En Croacia, la orquesta filarmónica de Zagreb anuló en febrero la interpretación de dos obras del compositor ruso Piotr Chaikovski. En la ópera de Varsovia, otra interpretación de Musorgski fue sacada del programa.
Este fenómeno preocupa a ciertas personalidades occidentales, que advierten contra un boicot total de la cultura rusa.
“No estamos en guerra con Rusia. Entonces no hay razón para castigar a los artistas”, declaró el 9 de marzo la ministra francesa de Cultura Roselyne Bachelot.
“Confundir la cultura oficial y la cultura verdadera, no sólo es tonto, sino criminal”, indicó en Facebook el poeta y traductor francés André Markowicz.
“¿Están seguros de que se debe equiparar a un escritor nazi y a Thomas Mann o a Stefan Zweig, sólo porque escriben en alemán?”, agregó.
“Culpable”
El ministro ucranio consideró que Occidente debe “renunciar a cualquier cooperación con las instituciones culturales públicas rusas y a los artistas cuyas actividades son financiadas por el Estado ruso”, al menos hasta el fin de la guerra.
En cuanto a los “artistas que condenan la guerra y la política de Putin, eso debería ser examinado caso por caso”, matizó el funcionario, aunque señaló que tales manifestaciones son escasas. Pero muchos de sus compatriotas tienen una actitud más radical, y subrayan el aumento de popularidad de Putin desde el inicio de la invasión.
Antes de lanzar la ofensiva, el presidente ruso hizo varias declaraciones negando a los ucranios su identidad e incluso su existencia como nación. Un editorialista de la agencia de prensa estatal Ria Novosti pidió en abril “desucranizar” a Ucrania.
“Tras el verdadero Vladimir Putin está el Putin colectivo del pueblo ruso”, considera el historiador ucranio Yaroslav Gritsak en un artículo publicado en el semanario estadunidense Time.
Ex jefe de Tkatchenko en la televisión ucrania, el productor Alexander Rodnyansky, nacido en Kiev, cuya carrera en Rusia le valió dos nominaciones al Óscar, afirmó en Instagram que ya “no es posible hablar de cultura rusa” tras lo ocurrido en Bucha, donde se descubrieron cadáveres en diversos lugares.
“Rusia es culpable. Y todos los que están involucrados también”, agregó.