El escritor argentino Eduardo Sacheri sostiene que en México todavía se está a tiempo para detener la violencia en los encuentros de futbol, como la que se dio en el estadio La Corregidora de Querétaro.
“Ojalá México consiga detener esta ola de intolerancia y de violencia. Tal vez por ser extranjero uno nunca se hace una idea correcta de las cosas, pero me da la sensación de que el problema es-tá empeorando”.
Sacheri destaca que aún es “una excepción lo que pasó. La única buena noticia es que por ahora es excepcional. Tienen cosas para hacer antes de que esto sea lo normal. En la prensa mexicana veo que los sorprende y los asombra. Está muy bien porque creo que lo peor que puede hacer uno frente a esas violencias es naturalizarlas, normalizarlas, considerarlas como parte del futbol”.
El narrador, quien en su obra aborda este deporte como uno de los elementos de la vida cotidiana, recuerda: “me crié jugan-do al futbol, viéndolo. Muchas veces lo que aprendí en ese deporte me permitió manejarme mejor fuera de él”.
Refiere que la situación en el futbol argentino es peor: “desde 2013 no hay público visitante en los estadios. Se tomó la decisión frente a la urgencia de los enfrentamientos y de manera provisoria. La solución que se encontró fue dejar las cosas así, lo que para mí constituye una derrota cultu-ral gravísima”.
Abunda que “Argentina es como un espejo que adelanta el tiempo. En mi país muchas veces nos enorgullecemos de que somos apasionados y amamos a nuestros equipos y que hacemos el futbol una cuestión de vida o muerte. Y lo decimos a veces orgullosos. Está mal”.
La gresca en el partido entre Gallos Blancos y Atlas “me parece un llamado de atención para el futbol mexicano, que manejaba mucho mejor que otros, como el de Argentina, la cuestión de las convivencia en los estadios. Me parece que lo sucedido es una señal de alarma muy grave”.