Madrid. Saramago. Sus nombres, publicado por Alfaguara y presentado en la Casa de América de Madrid, es una especie de “album biográfico” en el que a través de 200 personajes y 450 fotografías se pretende evocar la enormidad de la figura del Nobel de literatura portugués, uno de los autores más queridos y respetados de las últimas décadas. Uno de los puntos nodales de su vida fueron sus viajes, sobre todo por América Latina, en donde encontró en algunos países una especie de segunda patria, como ocurrió con México, Brasil y Argentina, y que se refleja en una pequeña exposición de imágenes y documentos extraídos de la investigación que realizaron para el libro sus autores, Alejandro García Schnetzer y Ricardo Viel.
La imagen de la portada del libro explica de alguna forma la manera en que se confeccionó este documento, plagado de imágenes y escritos inéditos, como unas cartas de Carmen Ballcells y Günter Grass, o unas fotografías tomadas por el propio José Saramago durante su viaje a Estocolmo para recibir el Nobel. La imagen de la portada muestra a Saramago en la orilla del mar de Lanzarote, se había quitada los lentes para observar de cerca una piedra negra mientras la brisa le arremolinaba los cabellos y la ropa. Esa fotografía estaba sin descubrir y apareció después de que los investigadores y autores del libro se encontraron unas fotografías publicadas en una revista del corazón de la prensa portuguesa. Se pusieron a investigar quién era el autor y finalmente lo localizaron, que resultó ser Fernando Peres Rodrigues, quien en realidad era un psiquiatra que había viajado a Lanzarote para hacerle una entrevista a Saramago. Buscó aquellas fotografías y se las entregó y fue cuando apareció esa bella imagen.
El círculo se cerró cuando le informaron a Pilar del Río, la compañera de Saramago durante buena parte de su vida, del hallazgo, enviándole por teléfono una imagen de la propia fotografía. A lo que ella respondió como otra foto, en este caso de la piedra que observaba con tanto detalle Saramago y que se la había llevado a su casa para guardarla como un tesoro.
Schnetzer y Viel explicaron durante la presentación del libro en Madrid que no se trata de una biografía al uso, que se valieron de personajes importantes en su vida y fotografías que de alguna manera explicaban su paso por el mundo, para desnudar la profundidad humana y literaria de Saramago. Es un libro en el que la propia voz de José Saramago se entrelaza con un notable repertorio fotográfico a partir de cuatro ejes –espacios, lecturas, escritos y personas– , pensado además para celebrar al autor en el centenario de su nacimiento. Y en el que la voz que hace de guía por sus páginas es la del propio escritor, que enseña y comenta lugares, personas, lecturas, temas y personajes de sus obras.
Sólo una parte de todo ese universo es el que hace referencia a sus viajes por América Latina, que se muestra en una exposición de fotografía en la Casa de America, en el que se destaca sobre todo sus recorridos por México, Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Perú y Uruguay. Y su estrecha vinculación con personajes de aquellos lares, como Mario Benedetti, Gabriel García Márquez, Juan Gelman, el subcomandante Marcos y el movimiento zapatista, entre otros.
Pilar Reyes, que acudió a la presentación, recordó que Saramago fue “un viajero tardío”; de hecho la primera vez que cruzó la frontera de Portugal para viajar al extranjero fue cuando tenía 45 años y visitó por primera vez París. A partir de ahí, dada su infinita curiosidad, empezó a recorrer el mundo y en la década de los ochenta visitó por primera vez América Latina, primero Cuba y después México. Y a partir de ahí comprendió la urgencia de luchar contra la desigualdad. “Saramago, en una conferencia que dio en Bellas Artes, dijo que en México era mexicano. Pero en realidad en muchos otros lugares Saramago siempre se sintió mexicano. Carlos Fuentes, en la presentación de los 40 años de La región más transparente, apareció de la mano de dos escritores a los que presentó como el escritor colombiano y mexicano Gabriel García Márquez y el escritor portugués y mexicano José Samarago. Así que él siempre decía que si Carlos Fuentes le había nombrado mexicano, él era mexicano”, relató Pilar del Río.
Además recordó que Saramago siempre tuvo en la cabeza y el corazón la causa zapatista “porque era la causa de la emergencia de los pueblos originarios, su visibilidad, por eso siempre fue solidario con esas personas y con quienes ayudaron a que esas millones de personas fueran mexicanos de hecho y de derecho y por eso siempre fue solidario con los pueblos originarios en México, Chile, Argentina y muchos otros pueblos”.
El prólogo del libro lo escribió António Guterres, secretario general de la ONU, que lo definió de la siguiente manera: “Una fotobiografía de José Saramago es, necesariamente, también un retrato de la historia universal del último siglo, de los momentos, autores, corrientes de pensamiento y debates que aún nos conforman, tanto a los que hemos sido sus contemporáneos como a aquellos que le suceden. Es una publicación que adquiere un simbolismo particular en el momento en que se celebra el centenario del nacimiento de José Saramago”.
La exposición se podrá ver en Madrid hasta el próximo 27 de mayo y el libro estará disponible en toda América Latina a partir de las próximas semanas.