Adán Augusto López Hernández sacó a medias el capote torero pero en lo esencial dejó ver una espada posdatada, frente a un anfitrión zacatecano que se removió cuanto pudo para tratar de eludir la estocada en abonos, con media plaza senatorial morena ya escindida del mando de Ricardo Monreal, derrotado este por los aires veracruzanos potenciados por Palacio Nacional, pero aún necesario para lograr mayorías calificadas en cuanto a reformas estratégicas marca 4T.
El secretario de Gobernación dando línea y decretando tregua. La consigna, mantener la unidad de los senadores morenistas. Es decir, “no perder el tiempo en estériles batallas internas”. Tres razones esgrimió: las reformas eléctrica, electoral y guardianacionalista. Ah, sin olvidar que la batalla no será fácil ni este ni “el próximo año, y mucho menos 2024”.
Ese exhorto Augusto a la unidad pareció en principio un espaldarazo al todavía coordinador de los senadores morenistas que ha estado bajo fuego nada amigo a raíz de su osadía de confrontar al andresino Cuitláhuac García, endosado este ya a la cuenta de Claudia, convertida en sugestiva anfitriona de gobernadores y jefes políticos cual si ya fuera la candidata al 2024. Palmadita a Monreal y luego el descontón que le trastornó facialmente. La comisión especial para indagar arbitrariedades en Veracruz, sepultada la víspera por el propio Monreal para tratar de salvar el cargo coordinante aunque fuera por el tiempo suficiente para afianzar su candidatura presidencial ajena a Morena, fue retomada analítica y políticamente por el suavecito Adán.
El mensajero de lo augusto clavó la sentencia para que más adelante se cumplan los términos: esa comisión, aseguró AA, “beneficiaba más a los intereses de la oposición (...) Imagínense, y se los digo con todo respeto, nosotros mismos estamos abriendo el debate de si convenía o no desaparecer los poderes en un estado que gobierna alguien emanado de este movimiento”. Tan cantada y persistente está la división en la bancada senatorial morenista que el propio Monreal y José Antonio Álvarez Lima (ex gobernador de Tlaxcala y, ya en la 4T, senador y ex director de Canal Once) tuvieron disputa verbal sobre lealtades y ambiciones.
No deja de ser irónico que Monreal, quien ha cumplido con Palacio Nacional al sacar adelante las reformas deseadas, pueda tener ahora parte de su futuro político pendiendo de que no salgan las tres en puerta. Si no logra llevarlas a buen puerto, esta porción morenista que ya lo repele le habrá de culpar clamorosamente pero, al mismo tiempo, esa eventual derrota legislativa de Morena y sus aliados podría acelerar las condiciones para la salida del zacatecano de su incómodo escenario actual (en el que no se le considera precandidato presidencial, conforme a la lista de Palacio).
Carente de cuadros, la oposición al obradorismo podría contar con una carta para la sucesión de 2024 que el propio morenismo le habría suministrado. A reserva, claro, del eventual caso de que Marcelo Ebrard tampoco fuera favorecido por “las encuestas” y optara por aprovechar por fuera de Morena la que tal vez sería su última oportunidad viable de hacerse de la banda presidencial.
Mal le fue a Mario Delgado en Durango, donde maniobró para imponer en diciembre pasado como candidata a gobernadora a Marina Vitela (del equipo del ex gobernador priísta Jorge Herrera Caldera, constantemente acusado de corrupción durante su mandato). Grupos que apoyan al principal precandidato no escogido, el senador (todavía) morenista José Ramón Enríquez Herrera, abuchearon a Delgado y tiraron piedras y huevos a sus vehículos.
Y, mientras el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, dijo que dará por cancelada la instalación de mesas de diálogo con el gobierno federal si el secretario AA vuelve a posponer ese comienzo, que no será este lunes como estaba acordado (postura cancelatoria que ha de caer de perlas en Gobernación), ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero