Nueva York. El líder indígena y prisionero político estadunidense Leonard Peltier se contagió de covid-19 a finales de la semana pasada generando temores sobre su estado de salud a sus 77 años y multiplicando las demandas de defensores de derechos civiles y humanos de que el gobierno de Joe Biden lo exonere después de casi 45 años de cárcel.
Peltier, quien se considera junto con miles de sus defensores como un prisionero político, y cuyo caso Amnistía Internacional señala fue influido por intereses políticos, siempre ha mantenido su inocencia de que asesinó a dos agentes de la Agencia Federal de Investigación (FBI) en 1975 durante un enfrentamiento en la reservación indígena de Pine Ridge, en Dakota del Sur.
Peltier, líder del Movimiento Indígena Americano (AIM, por sus siglas en inglés), estaba presente y se sospecha que la FBI necesitaba responsabilizar a alguien por la muerte de sus agentes.
Sus defensores señalan que su juicio en 1977 fue parcial y contaminado de problemas como falta de pruebas contundentes, manipulación y ocultamiento de documentos por los fiscales, coerción de testigos por la FBI e integrantes del jurado que admitieron ser anti-indígenas.
De hecho, uno de los fiscales federales en el caso, James Reynolds, envío una carta personal al presidente el año pasado en la cual expresa cómo se dio cuenta de que el juicio fue injusto y en la cual escribe: “le ruego conmutar la condena de un hombre que yo ayudé a poner tras las rejas”.
Un elenco distinguido de figuras estadunidenses e internacionales se han expresado a favor de la liberación de Peltier durante años, entre ellos el papa Francisco, Nelson Mandela, la ex presidenta de Irlanda y ex alta comisionada de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas, Mary Robinson, el recién difunto y Premio Nobel arzobispo Desmond Tutu, el reverendo Jesse Jackson, Robert Redford, Gloria Steinem, Harry Belafonte, Willie Nelson, y el cineasta Michael Moore, entre cientos de miles más.
Recientemente se han multiplicado los llamados para la clemencia ejecutiva y liberación de Peltier impulsadas por el Congreso Nacional de Indígenas Americanos, líderes y legisladores estatales de varias naciones indígenas y legisladores federales, entre ellos Raul Grijalva, Jesus Chuy Garcia, Pramila Jayapal, y el senador con mayor antigüedad Patrick Leahy.
Según sus abogados, los encargados de su caso en Amnistía Internacional y otros, en varias ocasiones se pensaba que lograrían convencer a un presidente a conmutar la condena, y se ilusionaron con esa posibilidad con Bill Clinton, y mucho después con Barack Obama, y hasta con Donald Trump, sólo para ser decepcionados; nunca se les explicó la razón.
Todos sospechan que el obstácu-lo hasta hoy es la FBI, primero porque el caso tiene que ver con dos de sus agentes, y segundo porque implicaría algún tipo de admisión sobre problemas con el caso desde su inicio hace 44 años.
El actual abogado de Peltier, Kevin Sharpe, es un ex juez federal quien al enterarse del caso, gracias a la ex esposa de Willie Nelson, se enfureció tanto por el manejo del caso por las autoridades que decidió representarlo pro bono desde hace unos tres años.
En entrevista con HuffPost en noviembre del año pasado, Sharpe informa que entre los documentos que ha descubierto hay un memorando interno de la FBI de los años 70 que detallaba la estrategia de suprimir al movimiento de derechos civiles indígenas AIM –del cual Peltier era integrante– incluyendo hostigamientos y arrestos constantes. “Parte de lo que estaba ocurriendo era una política de exterminación. Estamos tomando tus tierras, tus minerales y nos vamos a deshacer completamente de ustedes… eso es lo que detonó todo” en este caso.
La semana pasada, Sharpe reiteró que es hora de que el presidente asegure que Peltier salga, y que “su condena inconstitucional no se vuelva en una condena de muerte”.
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