La ralentización de la economía mexicana impactará en las finanzas públicas este año, lo que podría generar un incumplimiento de las metas fiscales, pero con activos más escasos, alertó Eduardo Suárez, vicepresidente de análisis económicos para América Latina de Scotiabank.
Aseveró que el presupuesto del gobierno para 2022 se basa en un supuesto de crecimiento de 4.1 por ciento, mientras la tendencia de los analistas sería de 2 por ciento a principios de este año.
Además, prevé que no se alcanzarán la tasa de interés, que está anclada en una tasa de Cete promedio de 28 días de 5 por ciento y una meta de producción de crudo de mil 826 millones de barriles para Petróleos Mexicanos (Pemex).
“Según nuestras previsiones, incumplir con estos supuestos conducirá a no alcanzar los objetivos fiscales anuales de alrededor de 0.4-0.6 por ciento del PIB. En los últimos tres años se han fallado las metas fiscales, pero los agujeros se taparon con una combinación de gastar activos (el fondo de estabilización petrolero, fideicomisos para el alivio de desastres naturales, etcétera) e ingresos no recurrentes, pero los activos disponibles se han vuelto más escasos”, advirtió Suárez.
Las perspectivas de la economía mexicana para 2022 han sufrido un deterioro relativamente fuerte en los últimos meses, con tendencia tanto de la inflación como de crecimiento en la dirección equivocada. Se espera que estas mejoren en la segunda mitad de 2022, aunque no se arreglen por completo.
Los mercados mexicanos no están exentos de riesgos, precisó Suárez, pues al centro se ubica el anémico crecimiento que ha mostrado nuestra economía.