Ciudad de México. El dato de crecimiento económico del año pasado muestra una “persistente dinámica negativa en la inversión”, lo que por ende también apunta a que la actividad este año avanzará por debajo del 4.1 por ciento proyectado por el gobierno mexicano e imprimirá presiones adicionales a las finanzas públicas, comentó Renzo Merino, analista de Moody’s.
Horas antes, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó el dato oportuno del producto interno bruto (PIB) para 2021. El organismo tiró el estimado de crecimiento por arriba de 6 por ciento, que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se resistió a revisar en los últimos meses, pese a las muestras de desaceleración que dio la actividad económica.
El dato oportuno de Inegi —que podría variar el 25 de febrero cuando se publique la información revisada— apunta a que la economía mexicana rebotó apenas 5 por ciento el año pasado, luego de haberse contraído tanto en 2019, como en 2020. Este último, año en el que vio su mayor caída desde 1932, con un decrecimiento de 8.5 por ciento.
Renzo comentó que “a pesar de haberse beneficiado de condiciones externas favorables, la economía de México mostró claros signos de debilidad en la segunda mitad del 2021, reportando un desempeño más débil que el observado en otros países de la región y en soberanos con calificaciones similares”.
Luego de recalcar que se debe a que la inversión sigue sin crecer y que esta tendencia implicará de nueva cuenta un bajo crecimiento en 2022, advirtió que “esta situación puede repetirse en los próximos años, generando presiones adicionales sobre las cuentas fiscales en lo que resta del sexenio ante la posibilidad de un menor desempeño de los ingresos y una creciente rigidez del gasto público”.