Pese a las denuncias vecinales, restauranteros continúan abusando del programa Ciudad al aire libre para extender sus negocios en banquetas y el arroyo vehicular, afectando la movilidad de peatones, ciclistas y conductores.
Los “excesos” de los empresarios, que “siguen privatizando el espacio público”, se observan en zonas como Polanco, Condesa, Roma y el centro de Coyoacán, ante la falta de sanciones por violar la Ley de Establecimientos Mercantiles, señaló Mayte de las Rivas.
La integrante de La Voz de Polanco adelantó que esta semana se desahogará la primera diligencia de uno de los tres amparos que vecinos interpusieron contra el programa por violaciones al libre tránsito y derecho al descanso, entre otros.
Hasta el momento, precisó en representación de colonos de Polanco, Roma Norte y Sur, Cuauhtémoc, Condesa, Hipódromo, Juárez, Hipódromo-Condesa, Coyoacán y Lomas, “no se ha avalado ningún acuerdo con las autoridades capitalinas para ajustar el programa”.
Las negociaciones con las autoridades capitalinas y restauranteros continúan, pues no hay consenso en temas como aforos, áreas de fumadores y sanciones, pues “ellos quieren un acuerdo de buena voluntad, lo cual es absurdo” ante la invasión del espacio público, dijo.
En un recorrido por calles como Anatole France, Óscar Wilde, Virgilio, Alejandro Dumas, Julio Verne, Presidente Masaryk y Goldsmith, en Polanco, se observó que los restauranteros instalaron mesas en banquetas y carpas en el arroyo vehicular.
Los peatones deben pasar en medio de las mesas colocadas en banquetas para continuar su camino, con el riesgo de tropezar con alguno de los enseres instalados, meseros, objetos que dejan los comensales en el suelo o alguna de sus mascotas.
“Es un verdadero martirio. Las banquetas se ampliaron para favorecer el paso de peatones, pero a raíz de la pandemia, el gobierno autorizó a los restauranteros sacar sus mesas y muchos se aprovecharon para ocupar casi toda la banqueta”, comentaron entrevistados.
Dicho “calvario” también lo sufrimos los conductores, porque en esas calles sólo existe un carril de circulación y en “horas pico es imposible circular por la zona y encontrar un lugar es un milagro, de lo cual se benefician los valets parkings”.
Mientras, como ciclista “debes arriesgarte a pasar entre los carros, sobre todo si trabajas para alguna plataforma digital de reparto de comida y acudes a alguno de los restaurantes a recoger el pedido, además de no contar con un espacio para dejar tu bicicleta, porque todo está ocupado”.
Por su parte, vecinos de la zona llamaron a las autoridades capitalinas a “poner límites a los restauranteros que se han apropiado del espacio público, lo que afecta la movilidad de la gente y genera problemas de tránsito vehicular sin que nadie los aperciba o multe”.