El 14 de diciembre La Habana fue sede de la 20 Cumbre ordinaria de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba-TCP) y, a la vez, de la conmemoración de los 17 años de su fundación por los comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez. Muy importante reunión en una coyuntura en que Estados Unidos (EU) ha recrudecido la guerra no convencional y sus componentes mediático y de asfixia económica, principalmente contra Cuba pero también contra Venezuela y Nicaragua, a la vez que se ha pretendido repetir en Bolivia el golpe de Estado fraguado por Washington y la oligarquía local de la mano de la OEA en noviembre de 2019. En Cuba y Venezuela, el imperio ha llevado a niveles sin precedente la aplicación del bloqueo, cruelmente reforzado durante la pandemia con el claro propósito de causar sensibles carencias y sufrimiento a sus pueblos. Atacado por el Covid-19, San Vicente y las Granadinas sufrió la destructiva erupción del volcán La Soufrier y de inmediato recibió la solidaridad de Venezuela, Cuba y otros estados vecinos miembros de la Alba.
Todo esto en medio de una profundización del injusto orden económico internacional que ha hecho crecer los índices de pobreza, desempleo ydesigualdad en América Latina y el Caribe durante la pandemia, mientras con medidas proteccionistas les es negado o dificultado a sus pueblos el acceso a las vacunas contra el Covid-19. Pero, como afirmó el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, anfitrión de la cumbre: compartiendo lo poco de lo que podía disponer cada uno, la alianza demostró que apoyarnos entre todos no sólo es necesario, sino que también es posible. En su turno, el presidente Nicolás Maduro calificó de éxito de la cumbre virtual de hace un año el fondo humanitario y el puente aéreo financiados por el Banco de la Alba para enviar medicamentos, vacunas y brigadas médicas cubanas a los pueblos del Caribe Oriental, así también valorado por sus líderes asistentes la reunión. En ese cuadro, la creación de sus inmunizantes por Cuba, primer país del tercer mundo en lograrlo, ha sido una extraordinaria victoria, que ha permitido lograr la inmunización de casi toda la población de la isla mayor de dos años y ofrecer sus vacunas a otros países de la Alba y, en general, de América Latina y el Caribe. Nuestras vacunas, dijo más tarde Díaz-Canel, están al servicio de la humanidad. En su discurso de bienvenida había expresado que este había sido “un año de arduo trabajo de la alianza y de su revitalización”, lo que se pudo corroborar en el desarrollo de los debates.
Pese a los intentos de EU de reafirmar su hegemonía y a las adversas condiciones creadas por su política agresiva, también políticamente los miembros de la Alba salieron victoriosos ante grandes desafíos: el chavismo se anotó una contundente victoria en las elecciones regionales y locales de noviembre, el sandinismo recibió la ratificación de la preferencia de los nicaragüenses con la relección a la presidencia de Daniel Ortega, Cuba derrotó una salvaje embestida desestabilizadora, con el claro fin de lograr el golpe blando y el cambio de régimen y Bolivia derrotó al golpismo.
Inspirada en las ideas de Fidel y Chávez, la Alba nació para fomentar la solidaridad, la complementariedad y la unidad e integración de nuestra América. El líder cubano había argumentado apasionadamente 25 años antes sobre esta necesidad en su primera visita a Caracas después del triunfo de la revolución: “¿Hasta cuándo vamos a permanecer en el letargo? ¿Hasta cuándo vamos a ser piezas indefensas de un continente a quien su libertador lo concibió como algo más digno, más grande? ¿Hasta cuándo los latinoamericanos vamos a estar viviendo en esta atmósfera mezquina y ridícula? ¿Hasta cuándo vamos a permanecer divididos? ¿Hasta cuándo vamos a ser víctimas de intereses poderosos que se ensañan con cada uno de nuestros pueblos? ¿Cuándo vamos a lanzar la gran consigna de unión? Se lanza la consigna de unidad dentro de las naciones, ¿por qué no se lanza también la consigna de unidad de las naciones?”
La vigésima cumbre emitió una Declaración Final y adoptó un plan de acción pos-Covid-19 que, según su secretario ejecutivo Sacha Llorenti, incluye un reposicionamiento en el mundo que proclame la defensa del derecho internacional y de los principios de la Carta de la ONU: la libre determinación, la no injerencia, la soberanía y la paz, así como la denuncia de las medidas coercitivas unilaterales, los bloqueos y la judicialización de la política. Igualmente, el relanzamiento de la agenda económica comercial y financiera del Alba. En ese objetivo se inscribe la decisión de reactivar las mesas técnicas en materia económica, de comercio y finanzas. La cumbre puso mucho énfasis en el fortalecimiento de la Celac, saludó el trabajo del gobierno de México en la presidencia pro tempore y le reiteró su apoyo.
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