Los migrantes que integran la caravana ya se enfilan rumbo a la Basílica de Guadalupe.
Tras 50 días de travesía desde Tapachula, Chiapas, hasta la Ciudad de México, los extranjeros, la mayoría de ellos procedentes de Centroamérica, lograrán llegar al templo del Tepeyac.
“Le prometí a mi mamá que llegando a la Ciudad de México iría a la Basílica. Somos muy creyentes y debo cumplirlo”, dijo Rubí, una joven hondureña que viaja con su esposo y sus dos pequeños de ocho meses y tres años de edad. Salieron de Honduras en julio pasado y han sido más de cinco meses de penuria solo por alcanzar su objetivo: llegar a Estados Unidos. “Esa es la fe, llegar hasta allá”, aseveró.
Varios camiones se dispusieron para trasladar a los integrantes de la caravana Esto después de una negociación entre la a Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México y la autoridad capitalina, que previamente había impedido el paso del contingente con alrededor de 400 policías que bloquearon la autopista México-Puebla, por dónde caminaban.
En sus rostros se ve el agotamiento de largas jornadas de ruta, sobre todo a pie. En la caravana hay decenas de niños y mujeres que mostraron su angustia y miedo cuando se dio el enfrentamiento con la policía de la Ciudad de México, que de acuerdo con los organizadores dejó al menos diez lesionados, dos de ellos graves. También hubo uniformados heridos.
Los autobuses comienzan a salir del punto donde fueron abordados por los migrantes y se dirigen rumbo a la Basílica. Aunque se reporta que el templo cerró este domingo a las 8 de la noche.