Ciudad de México. Si en el proceso de revisión del pasado, “(Hernán) Cortés se vuelve un tema de análisis, México va a ganar mucho en el conocimiento de su historia. Estoy a favor de lanzar líneas de investigación porque entre los científicos sociales van a salir documentos inéditos… pero hay que transformar a Cortés, sacarlo del espacio político”, expone el historiador Christian Duverger, autor de Crónica de la eternidad.
¿Quién escribió la Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España?, la respuesta del también arqueólogo francés lo colocó hace ocho años en el centro de un amplio debate. La manera en que ningunea a Bernal Díaz del Castillo, ese “capitán” que nos narró durante siglos los detalles de la llegada de Cortés, provocó lo que hoy define como “respuestas epidérmicas”, “comentarios sobre el comentario”, “pero no recibí alguna observación sobre los documentos” usados para sostener la tesis de que a Cortés, además de muchas otras cosas, le gustaba escribir.
De paso por Baja California, donde habló de las razones que tuvo el conquistador español para explorar el Pacífico y llegar hasta la península, Duverger platicó con La Jornada Baja California sobre sus libros consagrados a la figura del “héroe”, – a quien considera el padre fundador de México–; sus tesis sobre la Malinche y el contexto del pasaje que conocemos como la Conquista de México, y sobre el cual planea una revisión documentada, no política.
Sostiene que le gusta que el tema tome relevancia, que se profundice en el estudio y análisis de esa época –“no necesito ser el único que toque el asunto”–, porque es “un tópico de investigación, hay que transformar a Cortés, sacarlo del tema político y sea un asunto de planteamiento científico; lo que significa buscar documentos y analizarlos según la sensibilidad del experto, pero con perspectiva científica.
“Los políticos hacen política, pero los historiadores investigan, trabajan sobre documentos; a mí no me importa tanto el uso político de la figura de Cortés, me interesa apegarme a los datos. Y no recibí ni una observación sobre un problema de identificación de documentos. Todo mi trabajo se apoya en documentos. Puedo recibir observaciones políticas, pero del mundo científico no recibí una sola (cuando sostuvo que es Cortés, y no Bernal, fue quien escribió la Historia verdadera…) Lo que recibí fue una reacción epidérmica, me siento muy tranquilo con todo lo que presenté.”
Sobre Cortés, “no hay que ir a la discusión de la discusión, sino a los archivos, a la Biblioteca de Viena, donde hay muchos documentos porque un hermano de Carlos V (rey de España), era el archiduque. Mi deseo es desarrollar líneas de investigación, hay que entender los siglos de cultura prehispánica, el contexto de guerra civil en España, el elemento de que Cortés no sólo era un hombre de armas, sino también un escritor; “escribe no para imponer una visión, le gusta escribir, es un placer para él, pero lo tiene prohibido por el rey”.
Duverger asegura que su formación como arqueólogo le ayudó a mirar la historia desde otro ángulo. Para él, la llegada de los españoles al territorio de lo que hoy es México es una “continuación de la historia prehispánica”, si entendemos la cosmogonía, la vida social y los usos políticos del México indígena, “la historia cambia de rumbo”.
En su opinión, Cortés entendía la cosmovisión de los pueblos originarios donde los agricultores estaban dispuestos a aceptar las incursiones de migrantes o nómadas, a quienes les entregaban mujeres como ofrenda; no deseaba que ocurriera lo mismo que en las Antillas (donde tenía 15 años viviendo y había visto el exterminio de los pueblos originarios); vivía con una mujer indígena y tenía una hija mestiza.
El historiador defiende los contornos que en Crónica de la eternidad pintó de su personaje: un hombre que buscaba el mestizaje, explica, más que la conquista; que quiere hacer las cosas a su manera; que “no desea imponer los usos hispánicos”.
–Si no es un conquistador, ¿qué es Hernán Cortés?
–Su idea es utilizar la tradición mesoamericana, la dinámica cultural que se llama integración de los nómadas, de los inmigrantes… Cortés pretendía entrar en el mundo mesoamericano como si fuera chichimeca, así se llamaba a los nómadas. Y el acto que formalizaba la integración era la entrega de mujeres y los caciques dicen: aquí tienen sus esposas y en Centla le ofrecen mujeres, entre ellas a la Malinche. Cortés juega con esa tradición, sus hombres hacen vida común con las mujeres; va a Zempoala y recibe mujeres… Moctezuma le ofrece a una de sus hijas.
“La idea es crear un vínculo de sangre entre los pueblos asentados y los migrantes, por eso ofrecían a las mujeres”, expone, y no acepta la tesis de que la Malinche es una esclava más con dotes para las lenguas; “es una cacica, hija de un cacique, que fue vendida”, cuya intervención como intérprete le da otro nivel a las conversaciones. “Cortés trajo traductores de Cuba, en las Antillas se conocía el náhuatl”, era una especie de lengua franca, como el inglés ahora.
Insta a revisar las concepciones sobre la Conquista, abandonar la historia oficial decimonónica, como la versión de que Cortés es un hombre vencido en la última etapa de su vida, “estaba potente” y ¡claro que hubo una guerra!, pero no es el proyecto original, él creía en el mestizaje. No hay por qué satanizarlo, era un hombre fascinado con el mundo prehispánico, sus Cartas de relación son un himno a lo que veía, a lo que es la mexicanidad para muchos.
“Era un republicano, yo tendría dificultades para considerarlo un conquistador. El republicanismo existe, había varias repúblicas italianas en esa época, y son numerosos en España los que apoyan a Cortés y los monárquicos, al rey. Hay que salir de la idea de que España es un bloque y que todo el mundo piensa de la misma manera”.
–¿Si no es un hombre derrotado, por qué escribe desde el anonimato?
–Sus cartas están prohibidas, encargó a dos abogados en 1527 que trataran de echar atrás la cédula que, no sólo prohibía que publicara, sino que alguien tuviera un libro, un texto suyo. Hay que entender el grado de agresión contra la libertad de escribir. No pudo escribir bajo su nombre por eso inventó ese narrador ficticio. Va a contar su historia con un narrador ficticio porque es difícil perseguir y encarcelar a alguien que no existe, fue una manera de burlar la censura política.