En materia eléctrica no más despojo, contratos leoninos ni privilegios al gran capital; se acabó el gran festín a costillas de la nación, organizado por los seis gerentes neoliberales que despacharon en Los Pinos. Ayer, el presidente López Obrador dio cuenta de su iniciativa de reforma a los artículos 25, 27 y 28 constitucionales, entre cuyas propuestas destaca la cancelación de los permisos de generación eléctrica y los contratos de compraventa de electricidad con el sector privado. Y de pilón anunció que la explotación de las abundantes reservas mexicanas de litio (“oro blanco”) sólo se realizará por empresas del Estado, aunque se mantendrán las (ocho) concesiones ya otorgadas si sus beneficiarios demuestran que iniciaron los trabajos de exploración.
El mandatario detalló que dicha iniciativa de reforma “no significa nacionalizar ni estatizar, sino darle su lugar a la Comisión Federal de Electricidad”, y en este sentido “se decidió que la CFE tendrá 54 por ciento (del mercado nacional) y 46 las empresas privadas. Se trata de promover una auténtica competencia, que no había porque apostaban a marginar, a destruir” a ese ente del Estado mexicano. “Con el neoliberalismo se inició una política de pillaje; venían los extranjeros y pensaban que México era tierra de conquista y nos saqueaban como en la época colonial. Eso ya se terminó”.
El objetivo de la citada iniciativa (ya enviada al Congreso) es fortalecer a la CFE para garantizar energía eléctrica a precios justos para todos los mexicanos, “que no haya aumentos por encima de la inflación, que no suceda lo de antes, que aumentaba y aumentaba el precio de la luz, de las gasolinas, del diésel, del gas. Debemos tener control de los precios de los energéticos para que no se afecte la economía popular, y esto significa fortalecer a empresas públicas, porque la política anterior era fortalecer a las privadas, sobre todo extranjeras, que se estaban apoderando de todo el mercado y se les tenía que comprar la luz a precios elevadísimos, recibían subsidios mientras las plantas de la comisión estaban subutilizadas. De manera deliberada querían que se arruinaran, que se convirtieran en chatarra para que todo el mercado de la energía eléctrica fuera manejado por las empresas particulares, sobre todo extranjeras”.
De acuerdo con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López –participante en la mañanera de ayer–, entre los puntos a destacar en la citada iniciativa “está el desaparecer la figura que tenía aprobada la CFE; ahora será un organismo con personalidad jurídica propia, un organismo del Estado, y desaparecen las filiales o subsidiarias anteriores de la Comisión Federal de Electricidad; queda un solo organismo, que será el encargado de la generación, distribución y administración de la energía eléctrica que se produce”.
También, explicó, desaparecen los contratos que se conocen como de autoabastecimiento, “que en realidad no eran asociados en la producción de energía eléctrica, sino clientes que resultaban beneficiados porque este tipo de productoras entre otras cosas no pagaban el porteo ni se prorrateaba para ellos el costo de la transmisión de la energía. A partir de ahora desparecerán ya esas sociedades de autoconsumo, por lo tanto, quienes resultaban beneficiados de este esquema, por ejemplo, grandes cadenas comerciales, tiendas de autoservicio, pues tendrán que adquirir la energía a la CFE”.
Además, desaparecen dos organismos creados para acotar las funciones de la CFE y beneficiar a los productores privados, como es las comisiones Nacional de Hidrocarburos y Reguladora de la Energía. “Lo que es el Centro Nacional de Control de Energía, que garantiza el despacho y las tarifas del sector eléctrico nacional, pasará a formar parte de la Comisión Federal de Electricidad”.
El mensaje del Secretario de Gobernación fue igual de nítido que de contundente: “ya no estaremos sujetos, como hasta hoy, a que los intereses privados sean los que fijen las tarifas, los que despachen la energía y los que utilicen sin ningún costo para ellos toda la red eléctrica nacional, que fue construida durante muchos años por el Estado mexicano; la mal llamada reforma energética le quitó esa facultad a la CFE; a partir de ahora recupera esa función y será nuevamente la encargada de administrar la red de transmisión eléctrica”.
Las rebanadas del pastel
Dos de octubre no se olvida.