Una veintena de organizaciones civiles y 53 activistas –entre ellos, científicos, campesinos, abogados, así como defensores de derechos humanos y ambientales– hicieron un llamado a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para que resuelva a favor y mantenga la medida precautoria que desde hace ocho años suspendió los permisos de siembra de maíz genéticamente modificado en el territorio nacional.
Integrados en el grupo Demanda Colectiva Maíz, ayer celebraron que desde el 17 de septiembre de 2013, 10 tribunales han mantenido dicha disposición “a favor de la protección del maíz, la milla y nuestros derechos”.
Sin embargo, apuntaron, aún faltan cuatro amparos sobre los que en próximos días el máximo tribunal del país deberá resolver si confirma o levanta la medida cautelar.
En noviembre de 2017 un tribunal colegiado en materia civil decidió sostener la suspensión para la explotación comercial de grano transgénico y envió el caso a la Suprema Corte para que emita su pronunciamiento, con el argumento de que corresponde a ésta estudiar los casos de impugnación de constitucionalidad de una ley, en este caso, la de acciones colectivas.
El grupo señaló que las trasnacionales demandadas, que encabeza el binomio corporativo Bayer-Monsanto, han dejado de pedir permisos para siembra de maíz transgénico en etapa experimental, “para así eludir los informes que la medida precautoria judicial les impuso”.
Desde marzo de 2016, el Poder Judicial determinó que la siembra experimental este grano modificado podría aportar elementos de prueba que demuestren si sus efectos son positivos o no. Sin embargo, “a pesar de tal apertura, ni las empresas demandadas –Monsanto (que se unió con Bayer), Syngenta, Dow Agrosciences y PHI México (conocida mundialmente como DuPont- Corteva)– ni los centros de investigación pública han presentado solicitud de permiso experimental alguno”.
Lo anterior refuerza las afirmaciones del colectivo en el sentido de que Monsanto y la agroindustria “no quieren que su tecnología esté bajo vigilancia judicial, sino que desean hacer negocio con sus transgénicos de maíz sin control alguno, provocando afectaciones irreversibles, ya que México es centro de origen y diversidad genética de este grano, con más de 70 razas nativas y su pariente silvestre, el teocintle”.