El presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció anoche una cena en Palacio Nacional a los mandatarios y funcionarios de los países que participan este sábado en la sexta cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
El mandatario compartió la mesa central con la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y su acompañante, Jesús María Tarriba Unger, así como el canciller Marcelo Ebrard. En el patio central de Palacio Nacional dio un mensaje de bienvenida la esposa del Presidente, Beatriz Gutiérrez, y al lado escuchaba la esposa del canciller, Rosalinda Bueso.
El jefe del Ejecutivo difundió en su cuenta de Twitter fotografías tomadas en un salón de Palacio con los mandatarios de Costa Rica, Carlos Alvarado Quesada; Guatemala, Alejandro Giamma-ttei; Guyana, Mohamed Irfaan Ali; Honduras, Juan Orlando Hernández, y Perú, José Pedro Castillo Terrones.
Rosas y artesanías
Nuestro país, anfitrión y titular de la presidencia temporal de la Celac, se esmeró en los preparativos para atender a sus invitados.
Desde temprana hora del viernes empezó a llegar el personal a cargo de organizar y montar la recepción, que incluyó cientos de rosas rojas y blancas para decorar.
Las entradas hacia el patio central de Palacio fueron adornadas con artesanías y canastas con naturaleza de la milpa, mientras los centros de mesa fueron vasijas de barro con muñecas de trapo de origen otomí, las “lele” con diadema de listones.
Empresas de eventos se encargaron de llevar a Palacio el bufete con comida y bebidas típicas mexicanas; colocaron mesas y bancos estilo loft, y llevaron el equipo de luz y sonido para amenizar. También previnieron artesanías como regalos a los dignatarios.
Al mismo tiempo, equipos de la Presidencia de la República y contratistas proveyeron lo necesario para la sesión del sábado, a realizarse en el Salón Tesorería, el mismo donde se da de lunes a viernes la conferencia de prensa mañanera.
Igualmente, se mandó cambiar la alfombra de ese salón histórico.
La seguridad en el perímetro del Zócalo fue reforzada con policías capitalinos y militares, que resguardaban las vallas metálicas colocadas particularmente en las calles aledañas y frente a Palacio, donde no se permitió el paso peatonal ni vehicular.