Buenos Aires. El presidente Alberto Fernández anunció a última hora de ayer cambios en su gabinete, un día después de que la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, lo llamó a reorganizar el gobierno tras la derrota en las primarias para elegir a quienes competirán en las elecciones legislativas del 14 de noviembre, informó el diario Página 12.
El próximo lunes asumirá Juan Manzur como nuevo jefe de gabinete; Santiago Cafiero será el nuevo encargado de la cartera de Exterior; Aníbal Fernández será el ministro de Seguridad, mientras Julián Domínguez asumirá en Agricultura y Pesca. Kaime Perzsyc se estrenará como ministro de Educación y Daniel Filmus estará al frente de Ciencia y Tecnología.
El portavoz del presidente, Juan Pablo Biondi, fue el primer cambio, pues ayer presentó su renuncia al cargo en una carta dirigida al mandatario peronista. Puede interpretarse como una concesión del presidente a Fernández de Kirchner, quien acusó a Biondi en una carta pública de conspirar en su contra. Será sustituido en el cargo por Juan Ross.
La salida de Biondi, secretario de Comunicación y Prensa, se produce en medio de las diferencias que mantiene Fernández con su vicepresidenta por el rumbo que debería adoptar el gobierno tras la derrota en las primarias para elegir a los candidatos que competirán en las elecciones legislativas del 14 de noviembre.
“A propósito de la categoría de funcionarios que no funcionan… el vocero presidencial escaparía a aquella clasificación. Es un raro caso: un vocero presidencial al que nadie le conoce la voz. ¿O tiene alguna otra función que desconocemos, la de hacer operaciones en off, por ejemplo? Verdadero misterio”, aseveró la vicepresidenta.
“Me ofenden y lamento las malas interpretaciones” de Fernández de Kirchner, expresó Biondi en su renuncia. Más temprano, Fernández dijo al portal informativo El Destape que estaba trabajando para resolver la situación. “Ya lo tengo bastante avanzado... Voy a ordenar el gabinete y terminar con esta discusión”, afirmó el mandatario.
En medio de la pelea que a esta altura libran sin tapujos los dos socios principales de la coalición peronista, varias calles de Buenos Aires amanecieron empapeladas con carteles en reclamo de una solución: “¡Déjense de joder! Primero la patria, después el movimiento y luego los hombres”, dicen los afiches que reproducen una de las máximas de Juan Domingo Perón, líder popular y tres veces presidente de Argentina.
El paso al costado que varios ministros se mostraron dispuestos a efectuar ha sido interpretado como maniobra de presión de Fernández de Kirchner para que el presidente haga cambios que logren revertir la crisis socioeconómica que influyó en la derrota del oficialismo en las primarias del domingo.
La tensión se agravó la noche del jueves cuando la vicepresidenta exigió al mandatario que “honre la voluntad del pueblo argentino” y cambie el rumbo de una política económica que, a su entender, ha dejado de lado a muchos compatriotas.
Alberto Fernández, por otro lado, cuestionó ante su par estadunidense, Joe Biden, al Fondo Monetario Internacional (FMI) por el préstamo de 57 mil millones de dólares concedido a la anterior gestión, durante el Foro de las Principales Economías sobre Energía y Clima celebrado ayer.
“Los recursos aprobados en 2018 por el FMI a Argentina fueron de 57 mil millones de dólares, el equivalente a todo lo que el fondo desembolsó en el año de la pandemia a 85 naciones del mundo”, lo que la convierte “en una deuda insostenible”, señaló Fernández en videoconferencia.
El mandatario aseguró que “resulta esencial para Argentina la posibilidad de que se eliminen las sobretasas y se extiendan los plazos de pago, bajo las actuales circunstancias de estrés sanitario, financiero y ecológico”.