Sídney. Australia respondió ayer a la indignación de China por su decisión de adquirir submarinos estadunidenses con propulsión nuclear en lugar de sumergibles convencionales franceses y se comprometió a respetar el derecho internacional en los espacios aéreos y marítimos reivindicados por Pekín.
La adquisición también causó la indignación de París, que llamó a consultas a sus embajadores en Estados Unidos y Australia, lo cual hizo por primera vez después de que Canberra llegó a un acuerdo con Washington y Londres que puso fin a un contrato de submarinos con la naviera francesa Naval Group, valuado por 66 mil millones de dólares.
La reacción de Pekín se da por un comunicado emitido tras las consultas ministeriales entre Australia y Estados Unidos, en las que se expresó preocupación sobre el mar Meridional de China, Xinjiang, Hong Kong y Taiwán, por lo que instó a ambas naciones a dejar de interferir en asuntos internos de China y perturbar la región de Asia-Pacífico.
China tiene “un programa muy importante de construcción de submarinos nucleares”, recordó el primer ministro australiano, Scott Morrison, en una entrevista con la emisora 2G. “Ellos tienen derecho de tomar decisiones de defensa en sus intereses nacionales, y por supuesto que Australia y los demás países también”, dijo ante las críticas de Pekín.
Según el vocero de la cancillería china, Zhao Lijian, la alianza entre las tres naciones –llamada Aukus– es una amenaza “extremadamente irresponsable” a la estabilidad regional, y cuestionó el compromiso de Australia con la no proliferación nuclear, pues el pacto le brindará una flota de ocho sumergibles de propulsión nuclear.
Morrison dijo en otras entrevistas que su gobierno reaccionó a un cambio en la dinámica de la región Asia-Pacífico, donde hay cada vez más disputas territoriales. “Todo lo que hemos hecho con Estados Unidos es congruente con las asociaciones, relaciones y alianzas que ya teníamos”, agregó.
Zhao dijo en conferencia de prensa desde Pekín que China no sólo es el principal motor del crecimiento económico en la zona, sino que también es un inquebrantable protector de la paz y la estabilidad regional. Añadió que “el desarrollo de China representa el crecimiento de la paz mundial y una buena noticia para la prosperidad regional”.
El nuevo pacto de seguridad entre Australia, Estados Unidos y el Reino Unido, anunciado el miércoles por el presidente estadunidense, Joe Biden, también prevé colaboración estrecha entre Washington y Canberra en materia de ciberdefensa e inteligencia artificial.
La embajada China en Washington lamentó la puesta en marcha de la alianza e invitó a sus firmantes a que se deshagan de su “mentalidad de guerra fría y sus prejuicios ideológicos”.
La alianza ha sido rechazada por varias naciones de la Unión Europea, entre ellas Francia, que tenía con Australia un convenio para la construcción de 12 submarinos convencionales, que funcionan con diésel y electricidad. El canciller francés, Jean-Yves Le Drian, tachó esta ruptura de “puñalada por la espalda”.
El gigante asiático reivindica la soberanía de buena parte del mar de la China Meridional, muy rico en recursos naturales y por el que transitan cada año mercancías valoradas en miles de millones de dólares. También rechaza las pretensiones territoriales de otros países de la región, como Vietnam, Malasia o Filipinas.
China fue acusada de desplegar en esta zona estratégica misiles antinavíos y tierra-aire, lo que supuso la vulneración de una decisión de un tribunal internacional que en 2016 consideró que Pekín no dispone de ningún “derecho histórico” en el mar de la China Meridional.