El compositor vivo más importante en el orbe, Arvo Pärt, cumplió 86 años el sábado anterior mientras nuevas grabaciones de sus obras se han editado recientemente a manera de celebración, entre ellas una nueva versión de una de sus partituras monumentales: Miserere, grabada en vivo.
El disco se titula Arvo Pärt: Miserere (Live), y reúne siete obras del autor estoniano, todas grabadas en plena pandemia, en un esfuerzo por irradiar esperanza en el mundo.
Seis de estas obras fueron grabadas en estudio, y la pieza central, Miserere, en vivo durante el Festival de Salzburgo. Todas las versiones pertenecen al Choir des Bayerischen Rundfunks con la Münchner Rundfunkorchester y el Österreichisches Ensemble für Neue Musik, dirigidos por Howard Arman.
El coro protagonista del disco, el Bavarian Radio Chorus, planeaba celebrar su 75 aniversario junto a Arvo Pärt cuando éste cumplió 85 años, el 11 de septiembre de 2020, pero por causa de la pandemia la celebración se realizó a distancia: el compositor en su casa y los músicos en el estudio de grabación, con cubrebocas.
La relación de Arvo Pärt con ese agrupamiento, el Coro de la Radio Bávara, data de 1982, cuando grabaron Passio, y después, en 2001, cuando Tonu Kaljuste, hermano del alma de Arvo, intérprete por excelencia de la obra de su paisano, grabó bajo la sombra de los ataques a las Torres Gemelas dos obras de Arvo: el Magnificat y el Te Deum, en Múnich, con los mismos músicos del disco que ahora nos ocupa.
Además de la plataforma más usada por los escuchas, Spotify, esta grabación se consigue en la novedosa Highresaudio, donde se puede comprar el disco, aunque por el momento hay regiones donde no ha llegado esa modalidad de audio en alta resolución.
El disco Arvo Pärt: Miserere (Live) es el acontecimiento discográfico del momento.
Su impacto ha sido tal, que nuevos escuchas han llegado al universo Pärt, mientras los familiarizados desde hace lustros con la magia de esta música se rinden ante las maneras asombrosamente nuevas que estos intérpretes logran a partir de obras grabadas anteriormente por otros coros, otras orquestas.
La grabación canónica de la pieza central de este disco es nada menos que una producción del músico alemán Manfred Eicher, quien creó un subsello especial para Arvo Pärt en su disquera, ECM, y ese disco, titulado simplemente Miserere, es desde 1991, cuando fue grabado, uno de los capítulos obligados en el universo Pärt.
Recomiendo la escucha de aquella versión-referente (y así también conmemorar su aniversario vigésimo) antes o después de oír el álbum que hoy damos a conocer: Arvo Pärt: Miserere (Live), para notar tanto el prodigio de la música en sí misma como las distintas maneras de lectura que posibilita.
En las notas al programa de la versión, llamémosle original, de ECM, el experto Tyram Grillo no escatimó: “Las voces arden como supernovas gravitando alrededor de timbales atronadores, para estrellarse en los océanos hasta que una campana solitaria es lo único que queda para acariciar lo que queda de la Tierra arrasada”.
Con lo cual resulta evidente que esa obra, Miserere, es brutal, intensa, despiadada, plena de clímax uno tras otro tras otro, explosiones, estallidos, rugidos orquestales... y caricias.
Porque el distintivo de la música de Arvo Pärt son las caricias.
El Miserere está escrito para voces solistas, coro mixto, ensamble instrumental (percusiones, órgano, contrabajos) y órgano, y toma como punto de partida el inicio del Salmo 51, que en su versión en inglés dice: “Have mercy upon me, O God, according to thy Lovingkindness”.
Para dotar de peso a lo dicho, una pausa sigue a cada palabra y dentro de su reverente quietud, el clarinete gentilmente introduce tonos de un acorde central en intervalos largos, mediante un sofisticado uso de la técnica Hocket empleada por los maestros medievales para separar los instrumentos de las líneas de voz, todo esto mediante los medios más simples y lo mínimo de elaboración musical, característica también central en la obra de Arvo Pärt.
Un “coro celestial” (consistente en ángeles) enuncia el texto profético del fraile italiano medieval Tomás de Celano sin pausa y mediante el efecto “sensa fine”.
Esa sensación de quietud y de no final flota en la entreveración del temible Dies Irae, pero no en la versión tan conocida, la gregoriana, sino en un canon estricto en su mensuración en tres partes donde las voces y los instrumentos descienden de grandes alturas, en un proceder repetitivo en cada verso y en cada episodio, denominados todos ellos “stanzas”.
Hay silencios súbitos después de cada clímax, que fungen a manera de pausas. Esta es otra característica de la música de Arvo Pärt: los silencios súbitos hilvanados a clímax muy intensos, han sido considerados por los expertos como elementos necesarios para todo escucha. Resulta evidente que quien escucha la música de Arvo Pärt necesita pausas, para asimilar y continuar.
Ese orden proporciona, también, un profundo poder dramatúrgico y una tensión enorme. Entre los resultados en el escucha, está una clara sensación de ascenso, de flotación y ascenso.
Esa magia nace, característica central en la obra de Arvo Pärt, de cierta sensación de quietud, de que nada se mueve. Todo en Pärt es sobrio, austero, lacónico, reflexivo, inexorable, ascético y frugal.
El estallido del Miserere en este disco está circundado por seis obras cortas pero igualmente intensas: la inicial, Which was the son of, a partir de la tradición de Islandia de los nombres familiares y del evangelio de Lucas, que provee del árbol genealógico de Jesús y la obra se convierte en un juego de sucesión de versos donde cambian solamente los nombres: “Which was the sond of... Joseph, Heli, Levi, Melchi, Janna, Amos, Naum, Esle, Nagge, Maath, Mattathias, Genei, Rhesa, Neri...”.
Se incluyen en el disco otras magias, es decir otras obras mágicas de Pärt: Festina Lente, Tribute to Caesar (técnica tintinnabuli para voces), Sequentia, The Deer’s Cry y I Heard a Voice.
Campanas, voces de ángeles, tronidos de coros de timbales, notas viajando en tríadas, altas, muy altas intensidades. Y una sensación de flotamiento y de ascenso.
He aquí otro disco que brinda paz y alivio y que fue grabado precisamente en la pandemia como un grito sublime de resistencia.
Feliz cumpleaños, querido Arvo Pärt.