La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) afirmó que continúa con su transformación con el fin de cumplir mejor su misión constitucional. Ante ello, expuso que se impulsa un profundo proceso de reestructuración, “un rediseño institucional como nunca antes, que implica la optimización de los recursos públicos mediante la revisión de toda la plantilla, incluido el servicio civil de carrera, de manera que se garanticen los perfiles, preparación académica, antecedentes de idoneidad y conducta ética”, que le permita a este organismo “enfocar todos sus esfuerzos y recursos humanos y materiales en favor de las víctimas y sus familiares”.
Asimismo, aseveró que se ha eliminado el nepotismo y el outsourcing, así como los privilegios para los altos mandos en detrimento de los salarios de los operativos, profesionales y visitadores adjuntos; y todos los casos de denuncias por acoso, maltrato y abusos “fueron sancionados o están siendo investigados”.
Indicó que además, tomando en consideración que heredaron 42 juicios laborales que datan de 2014 y hasta 2019, se está realizando una revisión “cuidadosa” de los casos de despidos en anteriores administraciones que se encuentran en litigio, a fin de asegurar que se trate de eventos justificados y no de violaciones a los derechos humanos, para conciliarlos en el supremo interés de los quejosos.
En un comunicado, recordó que desde el 2012 la Auditoría Superior de la Federación detectó que la CNDH incumplía con los perfiles de su personal y señaló deficiencias en los procesos de calificación e investigación de quejas y emisión de recomendaciones, que ponían en riesgo el cumplimiento de su misión constitucional. Esto lo reiteró en 2015 y en 2019. Y lo mismo advirtió en 2016, la Alianza Global de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos (GANHRI), al evaluar el trabajo de la Comisión y formular varias recomendaciones para modificar sus procedimientos de trabajo y asegurar sus resultados, mediante cambios internos que hasta 2019 no se habían llevado a cabo.
Señaló que los procesos de mejora, a partir de evaluaciones permanentes y de diagnóstico tanto organizacional como del personal, “han permitido ir eliminando prácticas viciadas y un aparato burocrático costoso pero inútil, cargas de trabajo inequitativas y áreas de la CNDH que duplicaban funciones o sostienen personal en puestos con tareas no esenciales, que generan gastos de operación excesivos, que en nada contribuyen al interés superior de las víctimas y de quienes se encuentran en riesgo de serlo”.
La CNDH indicó que debido a lo anterior, “y en concordancia con lo que nuestras tareas demandan, se han acordado separaciones mediante convenios que, sin precedente en el trato a las y los trabajadores que se separan de esta Comisión Nacional, han derivado en recisiones de contratos laborales con indemnizaciones más allá de las prestaciones que la ley consagra para los empleados de confianza”.
En este sentido, aseguró que “nadie que trabaje en esta Comisión Nacional tiene nada que temer, la estabilidad laboral será garantizada a partir de la acreditación del trabajo, del compromiso institucional y del ejercicio de los valores que nuestra alta tarea reclama”.
Agregó que la reforma interna de este organismo continuará, “preservando los derechos humanos de todas y todos quienes laboran en él, pero no podemos soslayar nuestro objetivo: cumplir con un mandato que mejore la atención a las víctimas, optimizando recursos que garanticen la eficacia y prontitud en la respuesta a que está obligada, para hacer de la CNDH lo que siempre debió ser: la defensoría de los derechos del pueblo”.