Córdoba, Ver., La enseñanza mayor en la historia de nuestra América “es que somos herederos de conquistas sociales y políticas de nuestros pueblos. Por eso están mal, errados, equivocados los que hablan del fin de la historia. No podemos saber adónde vamos si no conocemos nuestro pasado”, consideró el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En la localidad donde hace 200 años se firmó el Tratado de Córdoba entre el jefe del Ejército Trigarante, Agustín de Iturbide, y Juan O’Donojú, representante de la corona española, con el propósito de declarar la independencia de México y obligar el retiro de las tropas españolas de suelo del –hasta entonces– virreinato, el mandatario de Ecuador, Guillermo Lasso, se dijo convencido de respaldar el papel de la iniciativa privada, y solicitó el apoyo mexicano para conseguirle a su país una posición –como miembro con derechos plenos– en la Alianza del Pacífico.
En el casco de la ex hacienda cañera de San Francisco Toxpa –visible entre el lomerío de la ciudad por su gran chacuaco– se expresaron visiones distintas del quehacer de la historia. López Obrador elaboró una amplia pieza histórica: repasó el valor del Plan de Iguala y del Tratado de Córdoba, el significativo paso de Miguel Hidalgo, José María Morelos y Pavón y Vicente Guerrero. El portento que ocurrió con la liberación de Sudamérica con José de San Martín y Simón Bolívar. Y tocó la relevancia del escritor, ensayista y libertador ecuatoriano Vicente Rocafuerte.
Así, repuso: “Somos herederos de conquistas sociales y políticas de nuestros pueblos, conquistas que se fueron alcanzando con enormes sacrificios en largos y difíciles caminos hacia la libertad, la justicia, el progreso y la democracia. Por ello, nosotros tenemos que cuidar esa herencia, ese legado, mantener nuestros ideales y aplicar nuestros principios. Hemos de recordar siempre que para ser justos es necesario ser libres.
“Bendita sea la memoria de aquellas mujeres y hombres que desde la noche del 15 de septiembre de 1810 abandonaron familias y bienes materiales y no dudaron en entregar su tranquilidad, su libertad o su vida misma para dejarnos una nación libre, independiente y soberana, una verdadera patria.”
Del otro lado, pragmático, el invitado ecuatoriano Lasso reconoció la relevancia del festejo porque “nos pertenece a todos, nos encuentra en medio de una crisis regional y también global agudizada por la pandemia del Covid-19. Crisis que, por otra parte, nos deja certeras lecciones, entre ellas la necesidad de intensificar la cooperación solidaria entre los estados para conjurar las secuelas del flagelo”.
El Ejecutivo ecuatoriano adujo que un objetivo en el que se ha empeñado y percibe igual disposición del gobierno de México, “particularmente bajo su liderazgo, con la decisión de retomar las negociaciones y llevarlas a buen puerto, confiamos que Ecuador ingrese como miembro pleno de la Alianza del Pacífico en muy corto plazo”. Al concluir el acto, los presidentes caminaron al salón Orquesta del complejo cultural de San Francisco Toxpa para ocuparse en un encuentro bilateral privado.