Washington. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ratificó ayer el plazo del 31 de agosto para completar la apresurada evacuación de estadunidenses y afganos en riesgo que intentan salir de Afganistán.
La decisión se contrapone a las posturas de líderes aliados que quieren prolongar el proceso de evacuación y deja a Biden expuesto a la críticas de ceder ante la presión del Talibán, señaló la agencia Ap.
Biden habló ayer con los líderes del G-7 (Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia y Japón, además de Estados Unidos) y les dijo que completar las evacuaciones antes del 31 de agosto depende de la cooperación continua con los talibanes, incluido el ininterrumpido acceso al aeropuerto de Kabul.
Agregó que cada día en Afganistán conlleva un riesgo adicional para las tropas estadunidenses de un ataque del Estado Islámico, de acuerdo con un comunicado de la Casa Blanca.
Estados Unidos aceleró en los últimos días el proceso de evacuación aérea en medio de reportes de violaciones a los derechos humanos que avivan las inquietudes sobre el destino de miles de personas que temen represalias por el Talibán e intentan salir del país.
Funcionarios del Pentágono manifestaron su confianza en que se pueda evacuar a todos los estadunidenses antes del próximo martes, fecha límite que Biden estableció mucho antes de que el Talibán tomara por completo el control de Afganistán. Sin embargo, varios miles de extranjeros continúan en el país y tienen problemas para salir.
El Talibán, que recuperó el poder en el país casi 20 años después de haber sido derrocado por la invasión que encabezó Estados Unidos tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, reiteró ayer que no daría prórroga a Estados Unidos, además de advertirle acerca de no sacar del país a afganos “cualificados”, y bloqueó los accesos al aeropuerto para permitir el paso sólo a los extranjeros.
Cualquier decisión de Biden de prolongar el proceso podría reanudar la guerra entre los extremistas y los cerca de 5 mil 800 soldados estadunidenses que ejecutan la evacuación desde el aeropuerto de Kabul.
“Estados Unidos se está llevando a ingenieros y otros expertos. Le pedimos que cese estas operaciones. No debería instar a los afganos a abandonar el país”, afirmó en rueda de prensa en Kabul Zabihullah Mujahid, portavoz del Talibán. A la vez llamó a empleados de los sectores médico, educativo y de tránsito a volver a sus puestos de trabajo.
Estados Unidos debe apegarse a su plazo, sostuvo Mujahid, tras señalar que “después del 31 de agosto no permitiremos que lleven a afganos” en los vuelos de evacuación.
De momento se desconoce si detendrían a los afganos que son escoltados por extranjeros o que sean parte del proceso de evacuación de las naciones occidentales.
Más temprano, trascendió que hubo una reunión antier entre el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), William Burns, y el líder talibán Abdul Ghani Baradar, en Kabul, para analizar el caos en el aeropuerto, publicó el diario Washington Post, de acuerdo con informaciones de varios funcionarios estadunidenses que hablaron bajo condición de anonimato.
La CIA no comentó la información, pero el diario supone que la principal cuestión que se habría discutido durante esa conversación cara a cara fue el aplazamiento de la fecha límite de permanencia de las tropas estadunidenses en el aeropuerto Hamid Karzai de la capital afgana, informó el portal RT.
Ghani Baradar fue arrestado por la CIA hace 11 años y pasó ocho en la cárcel, informó The Independent, sin precisar el lugar de encierro del dirigente talibán.
Por su parte, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, descartó “interferir en asuntos internos de Afganistán, y menos involucrar a nuestras fuerzas armadas en un conflicto de ‘todos contra todos’, en un combate que ha durado varias décadas en ese país”.
Durante una reunión del partido gobernante Rusia Unida, Putin agregó que un posible aumento del tráfico de drogas y la exacerbación de los problemas con la migración también podrían representar una amenaza para su país.
En tanto, el G-7 pidió a los talibanes garantizar un paso seguro más allá del actual plazo para quienes quieran abandonar Afganistán, informó el premier británico, Boris Johnson, quien destacó que el grupo de países “posee considerable influencia económica, diplomática y política”.
En ese contexto el Banco Mundial y la Unión Europea anunciaron la suspensión de la ayuda financiera al país centroasiático.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) recibió reportes creíbles de “ejecuciones sumarias” y restricciones a las mujeres en zonas de Afganistán, informó Michelle Bachelet, responsable de derechos humanos de la organización, quien instó al Consejo de Derechos Humanos a “tomar medidas firmes y audaces” para vigilar la situación de las garantías individuales en el país asiático.
Los reportes desde el terreno son irregulares y ha sido difícil determinar cuán extendidos podrían ser los abusos, o si los líderes talibanes dicen una cosa mientras hacen otra, o si son los combatientes los que actúan por iniciativa propia.
Bachelet pidió ayer investigar los reportes de violaciones a los derechos humanos, trató de asegurarse de que la atención internacional sobre el país no decaiga y pidió establecer un “mecanismo dedicado a vigilar de cerca la evolución de lo que ocurre en Afganistán”.
Por “mecanismo”, Bachelet se refería a la posibilidad de nombrar una comisión, un enviado especial o una misión de verificación.
En tanto, la ONU advirtió que a los afganos les espera una “catástrofe humanitaria” este invierno si la comunidad internacional no proporciona ayuda, al tiempo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que Afganistán sólo cuenta con suficientes suministros sanitarios para “una semana”, de acuerdo con un informe del director regional para el Mediterráneo oriental, Ahmed Mandhari.
Una vez que haya nieve será demasiado tarde para ayudar al pueblo afgano, advirtió también el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, según el cual una de cada tres personas pasa hambre en Afganistán.
Desde Alemania, la canciller federal, Angela Merkel, dispuso 600 millones de euros en ayuda para Afganistán, cien de ellos de carácter inmediato, para paliar la crisis humanitaria en el país, la cual se ha agravado con el retorno del Talibán al poder.