Madrid. La relación entre las cinco especies de rinocerontes vivas del mundo se remonta a los tiempos de Charles Darwin. Una de las razones por las que ha sido difícil encontrar respuestas es que la mayoría se extinguieron antes del Pleistoceno.
Ahora, investigadores publican un informe en la revista Cell que ha contribuido a rellenar las lagunas en este árbol genealógico al analizar los genomas de las cinco especies vivas junto con los de tres antiguas y extinguidas.
Los resultados muestran que la división más antigua separó los linajes africano y euroasiático hace unos 16 millones de años.
También revelan que, aunque las menguantes poblaciones actuales tienen una menor diversidad genética y más endogamia que en el pasado, los rinocerontes han tenido históricamente bajos niveles de diversidad genética.
“Ahora podemos demostrar que la rama principal en el árbol de la vida de los rinocerontes está entre regiones geográficas, África frente a Eurasia, y no entre los animales que tienen uno o dos cuernos”, señala Love Dalén, del Centro de Paleogenética y el Museo Sueco de Historia Natural.
“El segundo hallazgo importante es que todos los rinocerontes, incluso los extintos, tienen una diversidad genética comparativamente baja. Hasta cierto punto, esto significa que la que vemos en los ejemplares actuales, todos en peligro de extinción, es en parte consecuencia de su biología”, sostiene.
Mick Westbury, de la Universidad de Copenhague, Dinamarca, añade: “Las ocho especies mostraron, en general, una disminución continua pero lenta del tamaño de la población durante los pasados 2 millones de años, o bien tamaños de población pequeños durante largos periodos. El tamaño de los grupos bajos de forma continua pueden indicar que los rinocerontes en general están adaptados a bajos niveles de diversidad”.
Esta noción es coherente con una aparente falta de mutaciones venenosas acumuladas en los rinocerontes en las décadas pasadas.
Westbury afirma que los rinocerontes pueden haber purgado esas mutaciones en los pasados 100 años, lo que les ha permitido mantenerse relativamente sanos, a pesar de la baja diversidad genética.
El nuevo estudio se inspiró en una reunión científica. Dalén y Tom Gilbert, de la Universidad de Copenhague, habían trabajado por separado en diferentes especies de rinocerontes. Se dieron cuenta de que si unían fuerzas, junto con colegas de otras partes del mundo, podrían hacer un estudio comparativo de todos los ejemplares vivos junto con las tres especies que se extinguieron en la última Edad de Hielo.
Había que superar algunos retos, destaca Shanlin Liu, de la Universidad Agrícola de China, en Pekín. “Cuando decidimos reunir todos los datos y realizar un estudio genómico comparativo, también nos enfrentamos al problema de los ‘grandes datos’”, explica.
La información del genoma representaba distintos tipos de datos, en parte debido a la inclusión de ADN moderno y antiguo. El equipo tuvo que desarrollar nuevas herramientas de análisis para tener en cuenta esas diferencias. Los nuevos enfoques y herramientas que desarrollaron pueden aplicarse ahora a estudios en otros grupos taxonómicos.
Dalén dice que los hallazgos son “en parte buenas noticias y en parte no”. Parece que los bajos niveles de diversidad genética en los rinocerontes forman parte de su historia a largo plazo y no han provocado un aumento de los problemas de salud relacionados con la endogamia y las mutaciones causantes de enfermedades.
“Ahora sabemos que la baja diversidad que vemos en los individuos contemporáneos puede no ser indicativa de una incapacidad de recuperación, sino de un estado natural del rinoceronte. Podemos orientar mejor los programas de recuperación para que se centren en aumentar el tamaño de la población en lugar de la diversidad genética individual”, afirma Westbury.
El equipo espera que los hallazgos sean útiles para seguir estudiando los rinocerontes y su conservación.