Con todo y pandémica sacudida, en 2020 México registró un aumento de 6.6 por ciento en inversión extranjera directa (IED), lo que coloca al país como segundo receptor (casi una tercera parte del total) en Latinoamérica. El monto captado fue de 31 mil 365 millones de dólares, casi 2 mil millones más que en 2019, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que pronostica para 2021 un registro “más favorable”.
El organismo especializado de la ONU divulgó ayer su informe anual sobre inversión extranjera directa en la región, en el que detalla que “sólo cinco países recibieron más capitales extranjeros en 2020, un año afectado en su mayor parte por la pandemia, en comparación con 2019. Fueron Bahamas y Barbados, en el Caribe, Ecuador y el Paraguay, en América del Sur, y México, el segundo mayor receptor de la región tras Brasil (en esta nación la IED cayó 35.4 por ciento)”.
En Centroamérica, el flujo foráneo de capitales se redujo en todos los países. El caso más notorio fue el de Panamá, que tras una década de recibir cada vez más inversiones en 2020 registró cifras negativas en todos los componentes de la IED. En el Caribe, las entradas se redujeron menos que en el promedio regional.
En su informe anual, la Cepal dedica un apartado temático especial para nuestro país (México sortea un escenario de alta incertidumbre), del que se toman los siguientes pasajes: en 2019 recibió 18 por ciento del total regional; en 2020 casi una tercera parte. A pesar del entorno de bajo crecimiento e incertidumbre resultante de la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia, ha logrado atraer una cantidad importante de inversiones extranjeras. En estos resultados, un factor muy importante ha sido la ratificación del T-MEC.
En 2020, al igual que en los tres años anteriores, la IED en el sector de los servicios superó la recibida por la manufactura. Los servicios fueron responsables de 56.4 por ciento de la inversión foránea total, mientras la manufactura alcanzó 38.2 por ciento y los recursos naturales el 5.3. En la industria manufacturera, las inversiones más importantes, como ha sido la tendencia histórica, fueron las realizadas en el subsector de fabricación de equipos de transporte, seguidas del sector de bebidas y tabaco, y de la industria química.
A lo largo del año pasado las entradas provenientes de Estados Unidos representaron 37.1 por ciento del total de la IED recibida por México, seguidas por las que tienen su origen en la Unión Europea (28 por ciento). En relación con este bloque, los flujos provenientes de España ocuparon el primer lugar, con 52 por ciento de las inversiones europeas. Japón es el país asiático más importante.
En 2020, las principales fusiones y adquisiciones materializadas en México por parte de empresas extranjeras se concentraron en dos actividades: las concesiones de infraestructura y el sector farmacéutico. En un contexto marcado por la incertidumbre, las fusiones y adquisiciones fueron escasas. Varias de ellas consistieron en que una empresa extranjera vendiera sus operaciones en México a otro inversionista extranjero. Por ejemplo, en abril de ese año dos administradoras de fondos de pensiones canadienses compraron 40 por ciento de la empresa Ideal (de Carlos Slim), en una transacción por 2 mil 718 millones de dólares con el Grupo Financiero Inbursa.
Se estima que 2021 podría ser más favorable para las inversiones en México. El crecimiento de la economía estadunidense impulsaría las exportaciones mexicanas, sobre todo las del sector manufacturero. Las grandes empresas tendrán mejor acceso a financiamiento, lo que les permitirá desplegar planes de inversión más ambiciosos. La ratificación del T-MEC entrañaría un marco más propicio para aprovechar las iniciativas desplegadas por el gobierno de Biden con miras a una recuperación económica basada en una política industrial.
Las rebanadas del pastel
Sucio entre los sucios, aquel fanfarrón que en su sexenio presumía “manos limpias” (en realidad, llenas de sangre), hoy las tiene metidas hasta la cocina en el merequetengue del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y para ello utiliza a uno de sus achichincles, el itamita Reyes Rodríguez Mondragón. Como no puede por la buena, Felipe Calderón procede como más le gusta y mientras más hediondo, mejor.