“Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca”. Jorge Luis Borges.
“Cuando consigo un poco de dinero, compro libros. Si me sobra algo, compro comida y ropa”. Erasmus.
“No hay amigo tan leal como un libro”. Ernest Hemingway.
“Necesitamos libros que nos afecten como un desastre, que nos entristezcan profundamente, como la muerte de alguien a quien queríamos más que a nosotros mismos (…) Un libro debe ser como el hacha que rompe el mar helado que habita dentro de nosotros”. Franz Kafka.
“Un buen libro es educación del corazón. Nos ayuda a entender mejor las posibilidades humanas; ejercitamos nuestra capacidad de compasión, de identificación”. Susan Sontag.
“Aprender a leer es como encender una llama; cada sílaba deletreada es una chispa”. Victor Hugo.
“Leamos y bailemos: esos dos divertimentos nunca harán mal alguno al mundo”. Voltaire.
“Adquirir el hábito de la lectura es construirte un refugio para todas las miserias de la vida”. W. Somerset Maugham.
“Para viajar lejos no hay mejor nave que un libro”. Emily Dickinson.
“No he conocido ningún mal que una hora de lectura no alivie”. Montesquieu.
“Son los libros los que me enseñaron que las cosas que me atormentaban eran las que me conectaban con la gente viva o que había estado viva.” James Baldwin.
“Hay peores crímenes que quemar libros. Uno de ellos es no leerlos”. Joseph Brodsky.
Muy distinto piensa Marx Arriaga, director de Materiales Educativos de la SEP: “(…) no se trata de leer por leer (…) en la medida que se asume este ejercicio como algo que fomenta las relaciones sociales en donde no se trata de un acto individualista de goce, sino un análisis profundo sobre las semejanzas y diferencias con los demás, se estará formando a sujetos críticos que busquen la emancipación de sus pueblos”.
Quienes han hecho recuento puntual de su trayectoria concluyen que es un servidor público incapaz. El reclamo es colectivo. Los materiales educativos de millones de niños mexicanos no deben quedar bajo su responsabilidad.