Nueva York. Policías federales encargados de seguridad del Congreso describieron cómo sus vidas y las de los legisladores que protegían estaban en riesgo durante el asalto al Capitolio por fuerzas instigadas por Donald Trump para intentar interrumpir con violencia el traslado del poder político en Estados Unidos el pasado 6 de enero.
El dramático testimonio de cuatro policías del Capitolio -fuerza federal autónoma- y videos (algunos nunca vistos antes) de lo que algunos llaman una “insurrección” y que otros califican como un atentado de golpe de Estado, marcó el arranque de tareas de una comisión especial establecida por la cámara baja para investigar los sucesos de ese día, y que sólo con la excepción de dos legisladores, ha sido boicoteada por órdenes del liderazgo republicano.
A veces con lágrimas de ira y de tristeza -y asombro a lo que políticos republicanos descartan como un incidente irrelevante o exagerado- los cuatro policías contaron cómo fueron atacados fisicamente al punto que pensaban que acabarían muertos e insultados por personas que llevaban banderas estadunidenses, pancartas y camisetas con el nombre del presidente y hasta mantas cristianas.
El sargento Aquilino Gonell -inmigrante dominicano y veterano de la guerra de Irak- caracterizó la violencia como “una batalla medieval” y dijo que hubo un momento donde pensaba que ahí era su fin. Ese 6 de enero, recordó, “tenía más miedo trabajando en el Capitolio que durante todo su tiempo desplegado en Irak”. Reportó que los atacantes lo llamaron “traidor” y que debería de ser “ejecutado”. Todos repetían que Trump los había enviado, subrayo.
Preguntado por legisladores su opinión de que Trump había declarado que “amaba” a los manifestantes, Gonell comentó: “él ayudo a crear esta monstruosidad… Fue una intentona de golpe de Estado. Si hubiera ocurrido en otro país, Estados Unidos hubiera enviado ayuda”.
“No estamos pidiendo medallas y reconocimiento, sólo queremos justicia y un rendimiento de cuentas”, concluyó.
El oficial Michael Fanone -quien sufrió un paro cardiaco y una herida cerebral traumática ese dí-a- recordó que fue arrastrado de la primera línea de defensa, golpeado, atacado con un táser repetidamente y escuchó cómo alguien sugirió “matarlo con su propia pistola”. Recordó que le gritaron que era “un traidor a mi país” por defender el Capitolio.
Fanone comentó que “lo que hace todo esto más difícil y más doloroso es saber qué tantos de mis conciudadanos -incluyendo mucha de la gente por la cual arriesgué mi vida para defender, están minimizando o hasta negando explícitamente lo que ocurrió”. Golpeó con ira la mesa en la audiencia al acusar que los legisladores que han minimizado el ataque de ese día “han traicionado su juramento” y son “una desgracia”.
Su colega Daniel Hodges recordó que le gritaban “traidor” y un atacante lo amenazo, “morirás sobre tus rodillas” mientras lo pateaba, y después fue atrapado en una puerta mientras era golpeado por quienes llamó “terroristas” -los videos de ese momento son ya famosos con él gritando en agonía-. Contó que los atacantes “eran un mar de gente que llevaban banderas… banderas estadunidienses y de Trump… una cristiana, y otra manta que decía “Jesés es mi salvador, Trump es mi presidente”.
El oficial Harry Dunn declaró sobre los insultos racistas (es afroestadunidense), incluyendo el uso de palabras que nunca había escuchado en toda su carrera como policía. “¿Cómo puede ser esto Estados Unidos?”, preguntó.
El presidente de la comisión legislativa, el diputado demócrata Bennie Thompson, declaró que a pesar de que las instituciones democráticas sobrevivieron y que Joe Biden fue instalado como presidente legítimamente electo, “un traslado pacífico del poder no ocurrió este año. No ocurrió. Piensen en eso. Una turba violenta fue apuntada hacia el Capitolio y se les dijo que realizaron un juicio por combate”.
Sólo dos legisladores republicanos se atrevieron a formar parte de la comisión, después de que el liderazgo frenó el intento de conformar una comisión bipartidista y hoy de nuevo calificaron el proceso como “una farsa”.
Liz Cheney, una de los dos, declaró que la pregunta fundamental aquí era; “¿Nos apegaremos al imperio de la ley?” en Estados Unidos. “Si aquellos responsables no son obligados a rendir cuentas, si el Congreso no actúa responsablemente, esto continuará cono un cáncer sobre nuestra república constitucional… El traslado pacífico del poder está al centro de nuestro sistema democrático”.
Más de 550 personas han sido formalmente acusadas por actos criminales federales relacionados con el asalto al Capitolio el 6 de enero. La semana pasada, el primero fue condenado a prisión y no estará solo.
Aún se está investigando, incluso por esta comisión, sobre la complicidad o más de algunos legisladores republicanos y hasta el ex presidente en ese asalto violento sin precedente contra el símbolo más icónico de la democracia estadunidense -el Capitolio.