Es demasiado temprano para determinar el nombre del próximo candidato presidencial, pero urge definir el Proyecto de Nación de la Cuarta Transformación para 2024. De lo contrario, la disputa por la sucesión acabará como una simple pelea de egos y ambiciones, un concurso de “popularidad” carente de cualquier sentido histórico.
En 2018 el pueblo derrotó al fraude, el saqueo, la corrupción y la mentira. Con el voto masivo por Andrés Manuel López Obrador se abrió un parteaguas histórico a favor de un nuevo gobierno honesto y comprometido con la justicia social y el desarrollo nacional. No mentir, no robar y no traicionar, fueron los tres principios y compromisos que articularon la nueva visión del Estado mexicano. El Presidente ha cumplido cabalmente con este mandato popular durante los primeros tres años de su gobierno y sin duda terminará su sexenio entregando excelentes cuentas a la nación.
Pero no hay plazo que no se cumpla y en 2024 la ciudadanía será convocada a las urnas de nuevo. La lealtad será un factor primordial para asegurar la continuidad de la Cuarta Transformación. Habría que evitar a toda costa la repetición del escenario de Ecuador en 2017 en que uno de los personajes más cercanos al entonces Presidente Rafael Correa, Lenin Moreno, ganó las elecciones presidenciales con un mensaje de continuidad, pero traicionó de inmediato la causa de la Revolución Ciudadana una vez que ocupó el cargo.
Pero la lealtad no es suficiente. También hace falta articular una visión de futuro. Sin una brújula clara, elaborada de manera democrática y plural entre los integrantes de la Cuarta Transformación, la disputa desencarnada por los cargos y los puestos destruirá irremediablemente a Morena.
Ahora bien, es necesaria pero no suficiente promover la participación masiva tanto en la votación sobre el juicio a los expresidentes este 1 de agosto como en la consulta sobre la revocación de mandato en marzo de 2022. Ambos procesos de movilización constituyen importantes oportunidades históricas para ratificar nuestro apoyo irrestricto a López Obrador y respaldar su férreo compromiso con romper de tajo con el viejo régimen neoliberal.
Pero en adición a llamar a cuentas a los líderes corruptos del pasado y apoyar al gobierno actual, también habría que prepararnos para lo que sigue. No se trata de perdernos en eternos debates ideológicos que dividan a la Cuarta Transformación, sino precisamente lo contrario, de consolidar la unidad del movimiento a partir de la generación de consensos programáticos básicos.
A reserva de comentar una amplia variedad de otros temas en próximas entregas, pongo en la mesa tres asuntos claves para iniciar la discusión sobre los posibles contenidos de un nuevo Proyecto de Nación para 2024-2030:
- ¿“Partido-movimiento” o “Agencia de colocación de empleos”?: Desde su nacimiento el 2 de octubre de 2011, el Movimiento de Regeneración Nacional se definió como un “movimiento” que tomará la forma de un partido político para participar en las elecciones pero que jamás se desligará de las bases. Esta idea de partido-movimiento quedó plasmada en los estatutos del instituto político aprobados por el INE en 2015 (véase: https://bit.ly/2Vb7IxL). Sin embargo, durante el proceso electoral de 2021 el partido fue manejado como una agencia de colocación de empleos en que los militantes no tuvieron participación alguna en la vida interna de la organización (véase: https://bit.ly/3AuLqXA). ¿Cuál es la visión de partido que se materializará en el camino hacia 2024 y más allá?
- ¿Los oligarcas serán obligados a contribuir su parte al desarrollo nacional?: A lo largo de su administración, López Obrador se ha enfocado atinadamente en el cobro efectivo de los impuestos ya existentes. Ello bajo la premisa de que no tiene sentido aumentar la carga fiscal si no se cuenta primero con la fortaleza institucional necesaria. Sin embargo, a pesar de los heroicos esfuerzos del SAT durante el sexenio actual (véase: https://bit.ly/3xcplex), México sigue con muy bajos niveles de recaudación, de sólo 16.5% del PIB. Esta cifra es mucho menor que en otros países como Dinamarca (46%), Francia (45%), España (34%), Turquía (23%) o Chile (20%) (véase: https://bit.ly/36bIEsv). ¿Se promoverá una reforma fiscal integral durante el próximo sexenio?
- ¿Se democratizarán los medios de comunicación?: López Obrador ha demostrado un admirable respeto a la libertad de expresión de los medios privados, reducido drásticamente el gasto en propaganda gubernamental y fomentado una amplia pluralidad de perspectivas en los medios públicos. Sin embargo, se mantiene un fuerte sesgo anti-4T en el escenario mediático en general. La nueva “sección” de la conferencia de prensa mañanera sobre “las noticias falsas” es un buen esfuerzo compensatorio inicial, pero sería mucho más efectivo llevar a cabo una reforma legal integral tanto para fortalecer los medios públicos como para abrir de par en par el espacio radioeléctrico y las frecuencias digitales para el uso libre de organizaciones sociales, comunidades locales y universidades públicas. ¿Morena se comprometerá a realizar una reforma de medios durante el próximo sexenio?
Un movimiento que no discute y debate su futuro se marchita bajo el peso de los vicios del electoralismo y el burocratismo. La reunión del Consejo Nacional de Morena recién agendada para este domingo, 11 de julio será una excelente oportunidad para por lo menos abrir esta discusión tan urgente y necesaria. Y si no ocurre así, los ciudadanos que apoyamos a la Cuarta Transformación tendríamos que hacernos cargo de manera directa de esta importante labor antes de que sea demasiado tarde.