El 21 de junio del año pasado hubo una matanza en la comunidad ikoots de San Mateo del Mar, en la región del istmo oaxaqueño, cuyo resultado fue de 15 personas asesinadas. La gravedad del suceso no fue suficiente para que la prensa se ocupara de ella, salvo La Jornada y algún otro medio, la mayoría dijo que se trató de un pleito intercomunitario, producto de la costumbre de sus habitantes de apartarse de la ley estatal y resolver sus asuntos utilizando sus sistemas normativos internos. En el ambiente quedó la idea de que con esa versión se trataba de esconder un gravísimo acto de gobierno, violatorio de los más elementales derechos humanos, con una actitud que resultaba discriminatoria, cargando la responsabilidad de él sobre un pueblo que hacía años se oponía al autoritarismo gubernamental.
Con la idea de no reproducir esa idea, ni dejar que se siguiera reproduciendo, un grupo de reporteros y opinadores sobre los sucesos nacionales decidimos dar nuestro punto de vista, sustentados en información verídica, comprobable por quien quisiera hacerlo. Así comenzó a construirse el libro que lleva por título Indigenismo, violencia y despojo: entre la lucha por la autonomía y el acoso neoliberal, compuesto por cinco ensayos, una serie de fotografías y un poema sobre el tema. Como el nombre de la obra indica, se ocupa de las políticas gubernamentales hacia los pueblos indígenas, la violencia que históricamente la ha acompañado, para someter a todos aquellos que se les oponen y con su actitud descubren que atrás de ellas se parapetan los planes de despojo a los pueblos indígenas para favorecer los intereses de los dueños del capital.
Los dos primeros ensayos, se ocupan de asuntos nacionales. Con datos públicos, los autores van mostrando como el discurso del gobierno actual, que prometía transformar radicalmente la situación de colonialismo en que por años se ha desenvuelto la vida de los pueblos indígenas ha quedado sólo en discurso, porque ni la composición del gobierno ni los programas de desarrollo marcan una diferencia con los gobiernos anteriores; para el primer caso se han reciclado funcionarios de gobiernos que ellos mismos nombran neoliberales y los indígenas que operan las políticas han terminado siendo funcionales al gobierno que en años anteriores combatieron. En ese sentido, se muestra que los megaproyectos impulsados por gobiernos anteriores no sólo no se suspendieron en el actual, sino que a ellos se agregaron otros similares. Aunque se niegue, las políticas de despojo se siguen practicando.
A los anteriores ensayos le sigue uno dedicado al estado de Oaxaca que se ocupa de la violencia como forma de gobernar el estado, mostrando al menos desde el interinato de Jesús Martínez Álvarez, cada sexenio se comete una masacre sobre comunidades indígenas, de las cuales la de San Mateo del Mar sería la última, como si se tratara de un estilo regional de gobernar. A él sigue un ensayo que se ocupa de la región del istmo, los planes de desarrollo que desde el centro se han venido ocupando durante años, las posibles causas de que no se hayan llevado a cabo, entre las cuales se enuncia la resistencia que por años han organizado sus habitantes. Naturalmente, la situación ahora es diferente: el control gubernamental de la sociedad a través de partidos políticos y organizaciones hace años combativas, aunadas a la presencia del crimen organizado, cambian el escenario y facilitan la implementación de los proyectos gubernamentales. Aun así, falta saber qué decidirán sus habitantes.
El libro cierra con un ensayo sobre la matanza en San Mateo del Mar. Contrario a la visión difundida desde el poder, donde los muertos obedecen a la costumbre de la gente de apartarse de la ley y resolver sus problemas conforme a normas propias; el análisis muestra el control que por años ha intentado el gobierno imponer sobre sus habitantes, no sólo por medio de los gobiernos instituidos, sino –sobre todo– a través de operadores informales que buscan controlar los presupuestos y facilitar la implementación de megaproyectos, como los parques eólicos que ya funcionan y el corredor transístmico que está en marcha. En él queda claro cómo la división política se ha promovido desde el gobierno porque así conviene a quienes desde las esferas del poder cuidan de sus intereses. Como dije al principio, el libro cuenta con fotografías que ilustran el problema del indigenismo, la violencia y el despojo en el país, así como un poema que es la entrada del mismo.
Sobre esto estaremos hablando hoy, en la presentación del libro donde estarán presentes varios de los autores. Los que gusten acompañarnos pueden hacerlo a través de la sigueinte liga: https://www.youtube.com/user/ColegiodeSanLuis.