A la Dimensión Pastoral de la Movilidad Humana (DPMH) de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) le “preocupa” y le parece “sospechoso” que “por primera vez, y tras un año de pandemia, México anunciara, a partir del 19 de marzo pasado, el control terrestre para actividades no esenciales en su frontera sur, alegando que se debía controlar la propagación del coronavirus”.
José Guadalupe Torres, obispo de Ciudad Juárez y responsable de la DPMH, indicó que la “decisión del cierre de frontera, en el sur, nos parece más una medida de contención de la migración y en preparación a una posible caravana que se viene anunciando. Preocupa que los migrantes recurran a rutas más arriesgadas para evitar redadas”.