Naipyidó. Decenas de personas, 114 según diversos reportes, entre quienes figuran niños y civiles desarmados, murieron a manos de las fuerzas de seguridad en Myanmar ayer, Día de las Fuerzas Armadas, durante una nueva jornada de protestas contra el golpe de Estado militar del 1º de febrero pasado. La junta castrense amenazó a sus detractores, en un mensaje televisado, con dispararles “por la espalda o en la cabeza” si continuaban desafiando su autoridad.
Los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña, además de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea y líderes militares de 12 países, condenaron por separado los actos de represión.
“Hasta las 21:30 horas del sábado tenemos confirmación de que han muerto 114 civiles en 44 localidades de todo Myanmar a manos de las fuerzas armadas del régimen del golpe de Estado”, tuiteó el diario Myanmar Now. En su publicación agregó una tabla de defunciones por ciudad, muchas de ellas perpetradas con disparos de armas, en la que figuran Mandalay y Rangún con la mayor cantidad: 40 y 27, respectivamente.
La Asociación de Ayuda a los Presos Políticos de Myanmar reportó al menos “89 fallecidos” durante la jornada de ayer. El balance incluye “muertes de niños, estudiantes, jóvenes y civiles”, aunque la organización aseguró que “la cifra real de muertos probablemente es mucho mayor”.
Hasta el jueves, el grupo humanitario había documentado 328 defunciones desde que comenzó la asonada, por lo que con sus nuevos registros la cifra se eleva a casi 420. La asociación también ha contabilizado 3 mil 70 detenciones por delitos relacionados con las protestas pro democráticas.
La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos tuiteó: “Estamos recibiendo informes sobre decenas de muertos, incluidos niños, centenares de heridos en unas 40 localidades y detenciones masivas”.
Entre las defunciones de ayer habría una niña de 13 años, según las fuentes de Myanmar Now, así como un joven de 21 años, identificado como Chit Bo Nyein, capitán del equipo sub-21 del club de futbol del Hantharwady United, que recibió un disparo de las fuerzas de seguridad cuando ayudaba en la tetería de su familia en la localidad de Insein, en Rangún.
El diario también reportó la muerte de un bebé de un año que recibió el impacto de una bala de goma en Mayangone, Rangún, cuando jugaba en la calle. Otros incidentes ocurrieron en protestas convocadas en Lashio, Meikhtila, Kyaukpadaung y Kyeikhto.
La televisora estatal MRTV difundió un mensaje la noche del viernes en el que se exhortaba a los jóvenes, que han estado al frente de las protestas y son más prominentes a ser agredidos, a aprender una lección de aquellos que han muerto en las protestas sobre los riesgos de recibir un disparo “por la espalda o en la cabeza”.
El general Min Aung Hlaing, líder de la junta militar, no se refirió directamente a las protestas nacionales y sólo mencionó al “terrorismo que puede ser dañino para la tranquilidad del Estado y la seguridad social”, y lo consideró inaceptable.
Miles de soldados, así como tanques, misiles y helicópteros desfilaron como parte de la conmemoración número 76 del Día de las Fuerzas Armadas en una gran explanada de la capital, Naipyidó, frente a los generales y sus escasos invitados, entre ellos las delegaciones rusa y china, países que no han condenado el golpe.
El líder castrense volvió a justificar el golpe por el presunto fraude en las elecciones de noviembre, en las que venció el partido de la depuesta líder Aung San Suu Kyi, y prometió ceder el poder tras unas nuevas elecciones. “La democracia que deseamos sería una democracia indisciplinada si se violara la ley y no se respetara”, aseguró.
“Hoy es un día de vergüenza para las fuerzas armadas”, destacó en un foro en línea el doctor Sa Sa, vocero del Comité Representante de Pyidaungsu Hluttaw, grupo antigolpista creado por políticos depuestos.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, aseguró estar “horrorizado” por el “terror” que siembran los militares en Myanmar, al tiempo que su par británico, Dominic Raab, declaró que la junta cruzó un “nuevo umbral” en la represión.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, António Guterres, condenó “en los términos más fuertes” esta “masacre”, mientras la representación de la Unión Europea en Rangún expresó en un comunicado: “Este Día de las Fuerzas Armadas se recordará como una jornada de terror y de deshonor”.