La generación de las energías denominadas limpias o intermitentes también tienen un costo ambiental, debido a que en su cadena de producción, mantenimiento y operación se utilizan combustibles fósiles, según se desprende de diversos estudios.
Por su parte, la Secretaría de Energía (Sener), con base en datos de la Agencia Internacional de la Energía, estima que el uso intensivo de los combustibles fósiles continuará hasta al menos 2050.
Aunque las energías limpias tienen menor impacto en términos medioambientales, en comparación con la utilización de combustibles fósiles, al ser actividades realizadas por el hombre, no son inocuas para el medio ambiente.
De acuerdo con un análisis sobre el impacto ambiental de las distintas fuentes de generación eléctrica, elaborado por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) de España, las energías fotovoltaica y eólica también generan, aunque en menor medida, impactos ambientales sobre el calentamiento global, la disminución en la capa de ozono y la emisión de residuos, entre otras.
En el caso de México, entre los principales impactos que han generado la instalación de parques eólicos en el Itsmo de Tehuantepec por empresas en su mayoría españolas, destacan: el conflicto por la propiedad de la tierra donde se ubica el recurso eólico, la degradación de la calidad del paisaje, la pérdida de biodiversidad, la generación de ruido mecánico y aerodinámico, entre otros, según documenta la Revista Desarrollo Local Sostenible de la UNAM.
En el estudio titulado “Problemática en torno a la construcción de parque eólicos en el Itsmo de Tehuantepec”, se advierte que en su construcción se generan derrames de aceite sintético, solvente, y pintura por los cambios de aceite para el mantenimiento de cada aerogenerador. Esto puede contaminar los suelos y cuerpos de agua superficial y subterránea.
Los parques eólicos, en especial los aerogeneradores, son intensivos en el uso de energía y materiales durante todo su ciclo de vida, es decir, desde la extracción de materiales para su manufactura hasta su disposición final como residuos.
En el caso de los materiales, los más utilizados son hierro, acero, lignito, granito, calcio, arena de cuarzo, piedra caliza y zinc.
Otros impactos que no suelen ser abordados son los materiales generados por el desmantelamiento de los parques eólicos después de su vida útil, usualmentre 20 años, como cascajo, plásticos, metales y aparatos mecánicos y electricos.
Por su parte, José Luis Vázquez González, profesor de tiempo completo del departamento de computación, electrónica y mecatrónica de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), en un estudio agrega que la energía renovable implica una serie de impactos ambientales potenciales.
Los sistemas de energía renovable pueden ocupar extensiones de tierra considerables, perturbar la vida marina, afectar los hábitats de aves, flora y fauna, generar desechos, así como producir contaminación visual y ruido.
Otros análisis se refieren también a la electricidad fotovoltaica, ya que se utiliza gran cantidad de energía para producir los paneles fotovoltaicos y tarda mucho tiempo en amortizarse. Eso sin contar también la basura que generan cuando queden obsoletos.
Además, las nuevas tecnologías que desarrollan baterías para almacenar la energía de la fuentes intermitentes o renovables, utilizan intensivamente energía de fuentes fósiles para la extracción del litio, así como para sus procesos.
Durante la crisis en Houston, Texas, por las recientes heladas que congelaron los aerogeneradores de loss parques eólicos, su utilizaron lubricantes fósiles para echar a andar de nuevo las aspas.
En respuesta a los promotores del uso de diversos cultivos para la elaboración de biocombustibles, los expertos señalan que se requieren grandes extensiones de tierra –en países como Brasil ha ocasionado la defortestación de la selva amazónica– y grandes cantidades de agua, así como maquinaría pesada que trabaja con combustibles fósiles.
Pese a que algunos grupos de interés económico –escudándose en luchas medioambientales– se oponen a la generación de energía limpia mediante las hidroeléctricas, en los hechos, apenas 16 por ciento de la energía que se genera en México proviene de fuentes intermitentes (eólica y fotovoltaica), revelan cifras de la Sener.
De acuerdo con la dependencia, México es de los países que menos emisiones contaminantes envía al ambiente en la generación de electricidad porque el respaldo para producirla es con gas natural, mientras en países como Estados Unidos, Rusia y China su respaldo de generación de energía eléctrica es con carbón.