Washington. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró que piensa que su par ruso, Vladimir Putin, es un “asesino”, y advirtió que “pagará las consecuencias”.
“¿Piensa que (Putin) es un asesino?” La pregunta de George Stephanopoulos, periodista estrella de la cadena estadunidense ABC, fue directa, y la respuesta del mandatario demócrata no dejó lugar a dudas: “Lo pienso”, afirmó en la entrevista difundida ayer. “Pronto verán el precio que va a pagar”, añadió. Desde su llegada a la Casa Blanca en enero, el presidente Biden muestra gran firmeza frente a Putin, en contraste con la actitud más suave mostrada por su predecesor, Donald Trump, muchas veces criticada incluso desde su propio campo republicano.
Biden afirmó, sin embargo, que le gustaría poder “trabajar” con Rusia “cuando sea de nuestro interés común”, como en la prolongación del acuerdo de desarme nuclear New Start decidido poco después de su llegada al poder.
En el plano doméstico, Biden aseveró que la violencia contra personas de origen asiático es “muy preocupante”. Horas antes, el sospechoso por los tiroteos que dejaron ocho muertos, entre ellos seis mujeres de origen oriental, en varios salones de masajes cercanos a Atlanta, asumió su responsabilidad e indicó a las autoridades que no tuvo motivación racista. Señaló que podría sufrir una “adicción sexual”.
El triple tiroteo se produjo en un momento de tensión para muchos estadunidenses de origen asiático tras el aumento de los crímenes de odio contra su comunidad, que según denuncias de activistas fueron atizados durante la pandemia por la retórica del ex presidente Donald Trump sobre el “virus chino”.
En otro asunto, el director del Departamento de Seguridad Nacional rechazó las denuncias de los republicanos de que el aumento de la llegada de niños migrantes en la frontera con México equivale a “una crisis”.
Ante las denuncias de los republicanos de que Biden erró al anular las políticas migratorias aplicadas por Trump, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, recordó una de las políticas de Trump que se granjeó el oprobio internacional generalizado: la de separar a padres de sus hijos en la frontera.
“Una crisis es cuando una nación está dispuesta a arrancar a un niño de 9 años de los brazos de su madre o padre y separar a esa familia con el propósito de desalentar la migración”, expresó Mayorkas ante el Comité de Seguridad de la Cámara de Representantes. “Eso es, para mí, una crisis humanitaria”, añadió.
El número de migrantes detenidos en la frontera ha aumentado desde abril del año pasado, y el gobierno actual sigue devolviendo a la mayoría de los adultos no acompañados y familias, acatando una orden de salud pública emitida por Trump al inicio de la pandemia. Pero los menores de edad sí pueden quedarse, al menos temporalmente, y están llegando en cantidades cada vez mayores.
Más de 4 mil migrantes menores de edad estaban bajo custodia de la Patrulla Fronteriza hasta el domingo, entre ellos 3 mil que llevaban más de las 72 horas permitidas por órdenes del tribunal, según un funcionario estadunidense. La agencia aceptó a otros 561 el lunes, el doble del promedio diario, aseveró otra fuente oficial. Ambas fuentes hablaron a condición de anonimato, ya que la información no se había hecho pública todavía.