Santa Cristina, Dora, Iván y Anderson dejaron todo atrás para dirigirse al norte en busca de mejores oportunidades. No imaginaron que los peligros de la ruta migratoria podrían alcanzarlos.
Al menos una docena de jóvenes de entre 15 y 23 años salió de la comunidad de San Marcos, en Comitancillo, uno de los municipios más pobres de Guatemala, entre el 12 y el 13 de enero con destino a Estados Unidos, y desde el jueves de la semana pasada se les perdió la pista.
Sus familiares aseguran que están entre las víctimas de los 19 cuerpos calcinados que se encontraron el viernes en el poblado Santa Anita del municipio de Camargo, Tamaulipas, en los límites con Nuevo León, versión que cada día se hace más fuerte.
Ante ello, el Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país ya tomó nuestras de ADN entre algunos de los familiares denunciantes, en espera que que las autoridades mexicanas revelen los primeros avances de las indagatorias e identifiquen los cuerpos, para así determinar si hay o no guatemaltecos entre las víctimas.
José Aguilón, originario de Comitancillo y quien desde hace 13 años vive en Massachusetts, indicó en entrevista telefónica con La Jornada que desde que salieron de su comunidad, los jóvenes estaban en constante comunicación con sus familias, pero a finales de la semana pasada perdieron contacto.
Aguilón es primo de Santa Cristina García Pérez, de apenas 17 años, y tío de la esposa de Gudiel Iván Pablo Tomás, de 22, dos de las posibles víctimas. Detalló que algunas autoridades de su país han confirmado a las familias que entre los 19 asesinados en Tamaulipas hay guatemaltecos, aunque oficialmente no hay confirmación.
Olga Pérez, madre de Santa Cristina, aseguró a un medio local que el propio coyote les aseguró que se trata de sus hijos. “Sólo pido a las autoridades que me traigan el cuerpo de mi hija, aunque sea únicamente las cenizas”.
Dora, de 23 años, en todo momento se estuvo reportando con su padre. Le decía que estaba bien y a punto de alcanzar la frontera entre México y Estados Unidos. Lo último que le contó fue que habían tenido que salir de la carretera debido a la presencia de agentes migratorios. Después de eso, no se supo nada de ella ni del resto de sus compañeros.
El domingo, el gobernador departamental de San Marcos lamentó “la trágica muerte de nuestros compatriotas migrantes que ocurrió en Tamaulipas”. Mientras el alcalde de Comitancillo, Héctor López Ramírez, se reunió con familiares de los 13 jóvenes y aseguró que el municipio “está dolido y de luto” por el crimen.