Washington. El gobierno del presidente Joe Biden presentó este miércoles sus nuevas conferencias con un pronóstico de que hasta 90 mil personas más morirán en Estados Unidos por el coronavirus en las próximas cuatro semanas, una advertencia inquietante a pesar de las gestiones del gobierno para mejorar el suministro y la aplicación de las vacunas.
De esta manera, según informaron las autoridades para el 20 de febrero, el número de muertos en Estados Unidos llegará a ser de entre 479 mil y 514 mil.
El tono de la sesión de una hora estuvo en consonancia con la promesa de Biden de ser franco con la nación sobre el estado del brote que ya ha provocado más de 425 mil decesos de estadunidenses. Contrastó fuertemente con lo que se había convertido en el espectáculo de Donald Trump en el gobierno anterior, cuando los funcionarios de salud pública eran menoscabados repetidamente por un presidente que compartía sin vacilar sus ideas no demostradas por los científicos.
La proyección de decesos no fue muy distinta a la ofrecida por el propio Biden, pero de igual forma sirvió como un sombrío recordatorio del brutal camino que queda por delante.
“Sé que estas no son las noticias que queremos escuchar, pero esto es algo que debemos decir para que estemos conscientes”, comentó la doctora Rochelle Walensky, nueva directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés).
“Si nos unimos en la acción, podemos revertir la situación”, añadió.
Las nuevas conferencias, previstas para llevarse a cabo tres veces por semana, forman parte del intento de Biden por reconstruir la confianza en el gobierno y movilizar a los estadunidenses para que sigan las recomendaciones de salud sobre el coronavirus y acabar con la resistencia del público a la vacuna.
El encuentro con los medios de comunicación de este día se realizó de manera virtual, con algunas fallas técnicas y lagunas en el audio. Los funcionarios participaron en la sesión de Zoom desde distintos lugares, en consonancia con las medidas del gobierno de Biden para poner el ejemplo en torno a las mejores prácticas para mantener hábitos de trabajo seguros en la pandemia.
Uno por uno, los funcionarios expusieron las labores del gobierno para contener el virus, acelerar la distribución y aplicación de las vacunas, y hacer que los estadounidenses participen en el esfuerzo.
“La Casa Blanca respeta y acatará a la ciencia, y los científicos hablarán de manera independiente”, prometió Andy Slavitt, alto asesor del gobierno sobre la pandemia.
Jeff Zients, coordinador de la respuesta de la Casa Blanca al coronavirus, dijo que el gobierno de Biden estudia formas adicionales de acelerar la producción de vacunas.
En la víspera, el presidente anunció que su gobierno planea entregar a los estados las dosis suficientes con el fin de inocular a 300 millones de estadunidenses para finales de septiembre.
Sin embargo, el aplicar esas vacunas es otra cuestión.
Zients pidió al Congreso que apruebe rápidamente el “Plan de Rescate Estadounidense” del mandatario. El proyecto de Ley de 1.9 billones de dólares asigna 400 mil millones a medidas para controlar el virus, que incluyen acelerar el ritmo de las vacunaciones y garantizar una mayor cantidad de pruebas.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos actuó con el fin de que haya más personas disponibles para aplicar las vacunas. El gobierno autorizará que enfermeros y médicos jubilados, así como profesionales con licencia en un estado, puedan poner las inyecciones en otros estados, comentó.
El doctor Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas del país, dijo que hay motivos para preocuparse por el impacto de algunas mutaciones del coronavirus sobre las vacunas, pero señaló que los científicos tienen muchas opciones de ajuste para mantener su efectividad.
Un motivo particular de preocupación es la llamada variante sudafricana, porque pruebas de laboratorio han demostrado que puede disminuir el poder protector de las vacunas que ya han sido aprobadas. Destacó que el nivel de protección aún está dentro de lo que llamó el “colchón” de la efectividad de la vacuna, pero que el gobierno está trabajando con las farmacéuticas en posibles inyecciones de “refuerzo” para las nuevas variantes, añadió.