Un querido amigo me hace llegar de la biblioteca de la Universidad de Toronto un muy breve cuadernillo titulado Cartas y coplas para requerir nuevos amores, que data de 1535. Carezco de mayores datos sobre el prontuario. Sé que hay, y alguno he tenido, ejemplares más o menos contemporáneos similares (siempre un encanto). Es la primera vez que en castellano llega a mí uno tan distante en el tiempo.
En presentación algo modernizada veamos unas muestras:
“La vida que con el ausencia tengo es muy fuerte de sufrir, que mejor fuera morirme primero que no la partida. Y ved qué consolaciones las mías, que tanto cuanto, por apagar las ansias que tanto me penan, busco remedio de recordaros, tanto más hallo mayores quejas de suspirar y plañir, porque las gracias con que vos me cautivastes, ellas mesmas me son cuchillos con que fenezca la vida. No sé si ventura me dejará que os vea, porque según me sigue y corre no tengo ninguna buena esperanza de alegrarme hasta que vea a vuestra merced, a quien suplico y pido consuele mi desconsuelo y responda a ésta, que más triste y vuestro me deja que lo sabrá decir.” Esto en prosa. En verso:
La triste carta que va, / más breve que mensajera / si le preguntas dirá / lo que fue y es y era / del que la vida no espera / dadle vos fe tan entera / cuanto lo pide verdad / pues la hora postrimera / me deja de tal manera / que lloro mi soledad.
Décima, pero hay también estrofas de ocho y de nueve versos, como:
Pues no me puedo partir / de quereros y serviros / según mi triste vivir / forzado será morir / con dolor de mil sospiros / y con esta fuerte guerra / siendo vos la causadora / yo quedaré so la tierra / y vos dicha matadora.
Títulos: “Si la señora responde que se le deje de amarla y se aparte del pensamiento envíele esta carta.” “Finge que él está malo y envíale esta carta y coplas.” “Desde que es venido hace saber la venida suya”.
Otra novena, algo irregular, para despedirnos: Si con este triste quejarme / os he hecho más cruel / y quisiérades más matarme / que con vida remediarme / guardad la tinta y papel / porque queden por testigos / de vos y de mi firmeza / los males muy enemigos / de vuestra tanta crueza.