Ciudad de México. La pandemia de Covid-19 evidenció la necesidad de revisar algunas de las modalidades con las que las diócesis y arquidiócesis aseguran a sus sacerdotes en materia de salud. Este aspecto es un asunto que cada demarcación religiosa determina.
Omar Sotelo Aguilar, director del Centro Católico Multimedial (CCM), organismo que ha realizado estudios sobre las afectaciones del coronavirus en la iglesia indicó que una vez que cada diócesis haga una valoración interna de “su realidad”, debería ser un tema a tratar a escala nacional en el episcopado mexicano.
“La situación es preocupante, y se tendrán que tomar las medidas necesarias a nivel nacional. En los últimos 10 días tuvimos casi 20 sacerdotes que murieron por Covid. Tenemos 154 sacerdotes y cinco obispos que fallecieron y nueve diáconos. En 14 de las 19 provincias eclesiásticas ha habido defunciones.
“Cada diócesis tendrá que tomar las decisiones necesarias para atender a sus sacerdotes, esto es un problema inédito que nos pone el dedo en la llaga. Tenemos que tomarlo en consideración lo más pronto posible porque el numero de sacerdotes contagiados ronda los 600 y son casi 200 los fallecidos”
El cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, refirió que en el tema de los seguros de salud, “cada diócesis procede según decida. En todas se tiene un seguro sacerdotal, que puede adquirir diversas formas: como una mutual de solidaridad mutua, o con algún seguro de los tradicionales. No hay norma fija. En cambio, todas las diócesis tienen obligación de un seguro de vejez e invalidez”.
El también obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, expuso que el tema de la salud, independientemente de la coyuntura actual debe ser un tema obligatorio para las circunscripciones religiosas.
“Esto lo debe atender toda diócesis y debemos ver de qué forma se cubren las cuotas, pues algunos sacerdotes viven en condiciones muy pobres, no sólo en áreas indígenas, y la diócesis debe ver la forma de asegurarles. Pero si alguien, como en el caso del cardenal Norberto (Rivera Carrera, quien está hospitalizado por COVID), prefiere otra instancia, privada o de otra índole, es muy libre; en este caso la diócesis le acompaña con asistencia espiritual y moral, y si hace falta, se buscan también recursos económicos, pero no siempre las diócesis tienen dinero para estos gastos”.
El presbítero Sotelo Aguilar indicó en entrevista aparte que “ante la pandemia la iglesia católica no ha sido exenta a esta situación. Los miembros de la iglesia han sido bastante vulnerables. Frente a esta situación las diócesis y arquidiócesis tienen que poner atención como se esta protegiendo y valorando la salud de sus sacerdotes.
“Hemos sabido que en algunos lugares los seguros de los sacerdotes no son suficientemente efectivos. Eso ha generado problemas en algunas diócesis, no en todas. Cada diócesis pone planes de seguridad para sus sacerdotes de distinta manera. Hemos escuchado algunos casos de seguros de sacerdotes que no han sido efectivos para enfrentar esta situación”.
“Cada diócesis tiene que tomar en consideración la realidad propia, lo que se vive en su territorio, y una vez que se analice que se verifique esta realidad, posiblemente tendría que abordarse a nivel nacional, porque esto está afectando de manera contundente a los miembros de la iglesia”.
Arizmendi Esquivel, indicó que, desde antes de los años 70, “todos los sacerdotes y obispos de México formamos la mutual Círculo Cultural y Asistencial Sacerdotal. Hasta la fecha existe, con el nombre de Obra de Clérigos en Ayuda Solidaria. Tiene dos ramas: seguro de salud, para todas las atenciones médicas, pero éste no es obligatorio para las diócesis, y algunas han optado por otra solución, sea una mutual interna, sea asociados a una institución privada; son libres. La otra rama es un seguro para vejez e invalidez”.