Nueva York., El Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, que no firmaron los países que poseen la bomba atómica, entró en vigor ayer, una noticia saludada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el papa Francisco.
“El tratado representa una etapa importante en el camino hacia un mundo exento de armas nucleares y da fe del apoyo resuelto que provocan las iniciativas multilaterales de desarme nuclear”, subrayó en un comunicado el secretario general de la ONU, António Guterres.
Se trata del “primer tratado multilateral de desarme nuclear sellado en más de 20 años”, agregó, e instó “a todos los Estados a actuar juntos para que progresen la seguridad y la protección colectivas”.
El acuerdo prohíbe la utilización, desarrollo, producción, ensayos, almacenamiento y amenazas de utilización de armas nucleares. Entró en vigor este viernes luego de que Honduras se convirtió a fines de octubre en el Estado número 50 en ratificarlo. En total, 122 países lo aprobaron en la Asamblea General de la ONU en 2017.
El papa Francisco indicó esta semana que este pacto es “el primer instrumento jurídicamente vinculante que prohíbe explícitamente estas armas, cuya utilización tiene impacto indiscriminado, afecta a gran número de personas en poco tiempo y causa daños a muy largo plazo en el medio ambiente”. “Aliento enérgicamente a todos los Estados y a todas las personas a trabajar con determinación para promover un mundo sin armas nucleares”, agregó.
Incluso sin la firma de los principales poseedores del arma atómica, los militantes a favor de su abolición esperan que el pacto estigmatice a esas naciones y las impulse a cambiar de mentalidad. El mundo tiene nueve potencias nucleares: Estados Unidos y Rusia (que poseen 90 por ciento del arsenal atómico del planeta), China, Francia, Reino Unido, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte. La mayoría de ellos afirma que sus arsenales sirven de disuasión y aseguran respetar el Tratado de No Proliferación, que busca impedir la diseminación de las armas nucleares a otros países.
Este tratado se creó por iniciativa de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares, una ONG galardonada con el premio Nobel de la Paz en 2017.