Ciudad de México. Conseguir tanques o concentradores de oxígeno medicinal, así como recargarlos, resulta un suplicio para familiares con pacientes que tienen dificultades para respirar, ya que deben hacer largos recorridos y padecer prolongadas esperas para lograr su cometido.
Este viernes Vianey salió de su casa en la alcaldía Álvaro Obregón desde las cinco de la mañana y se dirigió a la sucursal de la empresa Infra, en la colonia Escandón, para llenar un tanque y adquirir un concentrador, por el cual esperó hasta pasado el mediodía, cuando llegó una remesa.
Una pareja acudió desde Ecatepec por un tanque –que por teléfono le informaron sí tenían, e incluso sabía el costo: 6 mil pesos el de tres litros–, pero tampoco había, por lo que personal de la empresa explicaba que desconocía si llegarían en el transcurso del día.
Luz María López afirmó que el oxígeno lo requiere para uno de sus hijos, de 37 años, que anteayer empezó a presentar baja oxigenación; primero fue a solicitar uno al Centro de Apoyo en la Pirámide de Ciudad Azteca, donde las autoridades del estado de México tienen un programa de préstamo y rellenado gratuito, “pero hay 200 personas en lista de espera antes de nosotros”.
Tras esperar más de seis horas, Vianey logró rellenar un cilindro que consiguió prestado y adquirió uno de los concentradores que llegaron en la remesa, por el cual tuvo que pagar 28 mil pesos.
El oxígeno es para su tía, de 56 años, y aunque salió negativa en una prueba de Covid-19, entre sus síntomas tuvo hipoxia con saturación de oxígeno de 85 por ciento. Desde el martes buscó opciones, ya que en otra empresa le ofrecieron rentar un tanque por 20 mil pesos, por lo que su familia mejor decidió adquirir el concentrador.
María del Carmen Brito, quien vive por Tacubaya, explicó que su esposo ya se recuperó, pero la doctora recomendó continuar con la terapia de oxígeno para evitar secuelas.
Sin el suplemento, su esposo llegó a presentar oxigenación de 85 por ciento, por lo que consiguió un tanque de cinco litros con una vecina que tuvo a su madre con enfermedad pulmonar crónica que falleció antes de la pandemia.
Comentó que la recarga costaba 80 pesos, pero ahora debe pagar 190 y antes de que su cónyuge se recuperara debía recargarlo dos veces al día porque sólo dura cinco horas.
Para rellenarlos la espera era en promedio tres horas, pero lunes, sábado y domingo “es cuando más gente hay, la fila llegaba hasta la escuela (en la calle José Martí) y de allí hasta Patriotismo. Hacíamos como ocho horas”.
A Josué también se lo cedió un familiar que tuvo un paciente con coronavirus, pero falleció. Otra pareja llegó desde Indios Verdes con un cilindro prestado, pero al no tener el folio del contrato de renta no los atendieron, ni valieron las súplicas o el llanto.