n espot gubernamental, que es a la vez publicidad de campaña del candidato a la relección, Daniel Noboa, describe al mercenario Erik Prince como un bienechor que, gracias a las influencias del presidente, ha aceptado asesorar al país para liberarlo del narcoterrorismo y otros males.
A su vez, el mercenario estadunidense, protegido por cientos de policías ecuatorianos, aparece en un barrio popular de Guayaquil, desde donde arenga: “el pueblo ecuatoriano puede elegir la ley y el orden o puede elegir hacer que Ecuador se parezca a Venezuela, un narcoestado con un procesamiento masivo de drogas, con toda la criminalidad, el socialismo y la desesperación”.
Erik Prince, el chico más malo del mundillo del mercenariato –conocido internacionalmente por sus operativos al margen de la ley, con masacres y violaciones de los derechos humanos–, estos días electorales es presentado en ciertos medios como pacificador, pero su perspectiva es injerencista, y en un arranque de sexismo arremete contra la dignidad de la candidata Luisa González (Revolución Ciudadana) que, según la mayoría de encuestadoras, es la más opcionada para los comicios presidenciales del 13 de abril. Entre tanto, el presidente y candidato derechista Daniel Noboa (ADN), anfitrión y coideario (coinciden en los entornos de la estadunidense MAGA y la Conferencia Política de Acción Conservadora CPAC) de Prince, habla de un acuerdo estratégico
que rubricó con éste en días pasados, como un avance de la cooperación internacional con países amigos
, olvidando que Prince no es un mandatario y que su empresa Academi (ex Blackwater) no es un Estado, sino un simple negocio. Enfatiza, además, en que esto es apenas el inicio de planes similares para ulteriores operativos marítimos.
Rumbo a la militarización total, la oferta de campaña de Noboa focaliza el establecimiento de bases militares e infraestructuras estadunidenses, proyectadas como parte de acuerdos militares suscritos con ese país, que le otorgan capacidad total, inmunidad para desembarcar en aire, mar, tierra y ciberespacio. Estos elementos, más la declaratoria de conflicto armado interno (2024), definen la militarización como uno de los ejes centrales de la oferta de Noboa que, con una perspectiva de corte anarcocapitalista, sustenta también la subordinación del Estado a los intereses del mercado.
En las antípodas está Luisa González, que propone un pacto ético para pacificar al país, así como restituir el tejido democrático y la institucionalidad destruidos en los últimos años. A diferencia de la actual situación de aislamiento internacional, donde se visualiza apenas una relación bilateral con Estados Unidos e Israel, la candidata plantea una política exterior caracterizada por el retorno a la integración regional y al multilateralismo.
Propone redinamizar la economía y la producción nacionales y articula las políticas de Estado en torno a la justicia económica, geopolítica, social, cultural, de género y más. Marca un contraste con la otra opción su perspectiva de igualdad y diversidades, sobre cuya base ha desarrollado un amplio tejido de alianzas con los pueblos originarios, afrodesdendencia y movimientos sociales, entre otros.
Al cierre de la campaña, frente al escenario de una eventual victoria de González, en las redes sociales abundan las noticias falsas, y un ejército de trolls la asocia con dudosos actos y personajes. Mientras, en la vida real hay alertas ante medidas tomadas por el Consejo Nacional Electoral, como cambios de última hora en recintos de votación. Preocupan también eventuales arbitrariedades que podrían provenir del contexto de conflicto armado interno
o de la agudización del lawfare, que se expresa en estos días con la persecución a gobiernos locales de Revolución Ciudadana.
Aún así, si la tendencia marcada se concreta, Luisa González sería la primera presidenta electa. En ese caso, la agenda inmediata será desafiante, especialmente porque se trata de un país que en corto tiempo pasó de ser el segundo más seguro de la región a colocarse entre los más violentos del mundo. Para marcar un giro, se tendría que establecer una estrategia frente al crimen organizado y los capitales ilícitos, que se mueven principalmente en los sectores exportador y financiero, que son omitidos en la actual agenda militarista.
Una avanzada de personajes de la extrema derecha internacional, como la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, hacen presencia desde ya para acompañar a su coideario ecuatoriano. A la vez, un grupo de parlamentarios demócratas estadunidenses alertan, en una carta enviada al secretario de Estado Marco Rubio, sobre infracciones cometidas por el candidato Noboa y los riesgos de una profundización de la crisis democrática si no se respeta la normativa electoral. En territorio, con un empate literal en primera vuelta, las dos opciones se medirán el 13 de abril para dirimir por cual de los dos polos apuesta el pueblo ecuatoriano.
* Socióloga ecuatoriana