Eficiencia gubernamental
uizá sea una regla universal que con el paso de los años los gobiernos se vuelven obesos y difícilmente recuperan su equilibrio corporal.
Por cada nueva función que se asigna a la administración pública se crean puestos de trabajo y oficinas, se adquieren muebles e inmuebles y se desarrolla una infraestructura especial para cumplir con las tareas. Las nuevas actividades pueden ser pasajeras, y cuando se cumplen, los organismos e instituciones deben cerrar.
Sin embargo, hay una tendencia gubernamental a crecer porque ello implica más poder. Quien administra los recursos no quiere perder el control de personal y de proyectos; quien trabaja en el organismo lucha por su empleo; quien ofrece servicios desea mantener sus ingresos y nadie quiere meterse en problemas con trabajadores, sindicatos e intereses creados en cada oficina.
Es en este contexto que Donald Trump creó el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) para tratar de que el gobierno reduzca sus altos costos. Este organismo es dirigido por Elon Musk, quien no tiene piedad por los burócratas que no realizan una función sustantiva, debido a la duplicación de actividades o porque la tecnología avanzada los sustituyó.
Como Musk no es un político profesional, no le interesa quedar bien con las estructuras burocráticas y su función principal es recortar el gasto público al menor nivel necesario. De acuerdo con la oficina de Estadísticas Laborales, hay poco más de 3 millones de burócratas, pero si sumamos contratistas, empleados subvencionados, trabajadores postales y militares hay cerca de 10 millones de personas que trabajan para el gobierno.
Ya comenzó el recorte de trabajadores, para tratar de reducir 75 por ciento el gasto laboral de la administración pública, con excepción de las actividades de seguridad y a proyectos considerados estratégicos.
Este proceso ha generado gran descontento. El problema de fondo es que Estados Unidos tiene un creciente déficit público que eleva su deuda, una de las más altas del mundo.
No parece fácil recortar dos millones de empleos en el corto plazo; ya veremos si Trump y Musk tienen la fuerza necesaria para imponer sus condiciones.