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Familiares y amigos rinden tributo a Emilio Carballido
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▲ La ceremonia tuvo lugar en el Mausoleo de los Hombres Ilustres, en Xalapa, Veracruz.Foto Carlos Nava
 
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de febrero de 2025, p. 3

En el contexto del 17 aniversario luctuoso de Emilio Carballido, que se cumplió ayer, así como el centenario de su natalicio, que se celebrará el 22 de mayo, familiares y amigos cercanos le rindieron un íntimo homenaje, en una ceremonia llevada a cabo en el Mausoleo de los Hombres Ilustres, ubicado en el parque ecológico Macuiltépetl, en Xalapa, Veracruz, donde se encuentran sus restos mortales.

“Emilio se dio a conocer en 1950, con Rosalba y los llaveros, bajo la dirección de Salvador Novo, en Bellas Artes, y de ahí siguió y ha seguido, porque su obra sigue vigente. Acabo de estar en montajes en Roma y en Francia, donde se sigue representando. Carballido está presente con sus obras”, dijo Héctor Herrera, compañero de vida del dramaturgo.

El homenaje destacó la inquebrantable pasión de Carballido por el arte, su visión de la sociedad y su capacidad para tocar las fibras más profundas a través de sus obras. El humor, uno de los rasgos más distintivos en sus obras, también se hizo presente.

Una vez, los habitantes de La Concepción, una congregación cercana a Xalapa, fueron a ver a Emilio Carballido para invitarlo a la inauguración de una biblioteca que llevaría su nombre. Él, encantado, aceptó y hasta donó algunos libros. Todo iba bien hasta el día de la apertura, cuando nos mandaron a recoger ¡en una patrulla! Con rejas en la batea y todo el espectáculo. Al subirnos, los vecinos de la privada donde vivíamos salieron alarmados, convencidos de que nos llevaban detenidos. Parecía que en vez de inaugurar una biblioteca, estábamos a punto de protagonizar la nota roja, narró Herrera.

La anécdota arrancó algunas sonrisas entre los integrantes del gremio cultural que asistieron al evento, entre los que destacan José Luis Rivas, escritor y traductor; Agustín del Moral Tejeda, director de la Editorial de la Universidad Veracruzana, y Tere Valenzuela, narradora y dramaturga, así como Francisco Carballido, sobrino del homenajeado.

La ceremonia luctuosa de este martes, como adelantó La Jornada, se enmarca en un programa de actividades por la celebración del centenario natal de Emilio Carballido. Los eventos que se desarrollarán a lo largo del año abarcan teatro, literatura y cine, tanto en México como en el extranjero, además de montajes en distintos países, rediciones de sus obras menos conocidas y homenajes en Xalapa y la Ciudad de México.

Huella profunda en la dramaturgia mexicana

Carballido, originario de Córdoba, Veracruz, dejó una huella profunda en la dramaturgia mexicana. Aunque pasó gran parte de su vida en la Ciudad de México y viajó constantemente por el país y el extranjero, mantuvo su vínculo entrañable con su estado natal.

En Xalapa, fue subdirector de la Facultad de Teatro de la Universidad Veracruzana (UV), impulsó la Compañía de Teatro de la UV y promovió la revista Tramoya, aún vigente. También construyó una red de amigos y colegas que mantienen vivo el teatro en esta región del país.

Mi primer cambio de vida fue conocer mi tierra natal, Córdoba. Fue cuando descubrí el paraíso y el estado de Veracruz. Desde entonces para mí ha sido y sigue siendo paradisiaco mi estado y el sureste en general, señaló al investigador y académico Raúl Arístides Pérez Aguilar en una entrevista en 1992.

Su obra Rosalba y los llaveros, que cuenta la historia de una muchacha que vive en la Ciudad de México y regresa a su pueblo en Otatitlán, Veracruz, cuenta con gran arraigo entre el público de esta entidad. Cada vez que se presenta alcanza una ocupación de 90 por ciento del aforo y tiene temporadas de más de un mes, lo que es poco usual en las entidades de la República.

Carballido pasó sus últimos años en Xalapa, donde, pese a una trombosis cerebral, continuó escribiendo con tesón.

Poco antes de su muerte fui a entrevistarlo y me di cuenta de que, como no podía escribir con la mano derecha, aprendió a hacerlo con la izquierda. Tenía 80 años, una embolia y, aún así, seguía escribiendo. Eso te habla de una persona con una gran disciplina, que no se doblegó nunca, recordó el dramaturgo Luis Mario Moncada.

En ese periodo, en el que también dictó textos, escribió siete cuentos con el título Lili, etcétera, además de varias obras de teatro, como Un gran ramo de rosas, dedicada a Alejandra Gutiérrez, y Lula y perla (más la justicia), escrita para la Semana Cultural Lésbico Gay. También, Tropical, ópera sobre el encuentro entre Agustín Lara y Toña La Negra, y Brillen, Luna y estrellas, una opereta para coro infantil.

En una de sus últimas entrevistas con La Jornada, reflexionó: “En esencia no ha cambiado mi visión de la vida, pero sí el no estar de acuerdo con mis posibilidades físicas. Me siento bien, pero cuando me quiero mover, me doy cuenta de que no lo puedo hacer igual.

Pienso que dentro de uno hay un especie de ser sideral, que cuando se es pequeño ahí está dando consejos como una persona adulta y cuando uno crece y se hace viejo, él sigue ahí.

El 11 de febrero de 2008 cayó el telón para Emilio Carballido, pero su obra sigue en escena. En el teatro del estado Ignacio de la Llave, donde se le despidió, su nombre quedó inmortalizado en la sala principal. Su legado, como sus personajes, sigue vivo sobre los escenarios.