De un mal texto dramático puede salir una gran puesta en escena
La Jornada recupera las frases más representativas del autor
Miércoles 12 de febrero de 2025, p. 3
“A mí el teatro se me apareció cuando era muy jovencito. Comencé a escribirlo con mucha naturalidad; me parecía lo normal. Después me di cuenta de que no, que era el único de mi generación que lo hacía. Los demás estaban escribiendo otras cosas, y yo teatro, dije: ‘¡Ah, qué bueno!’ Después, quería que todos escribieran, que fuéramos muchos.”
Con estas palabras, Emilio Carballido relataba en 2005, durante un conversatorio en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), su primer acercamiento al arte dramático. Acudía con frecuencia a esa institución para presenciar los montajes de sus obras, dar talleres o participar en seminarios.
La Jornada recupera algunas de sus frases más representativas, en las que reflexiona sobre su relación con el teatro, su proceso creativo y su mirada crítica sobre la realidad.
En 1992, el investigador Raúl Arístides Pérez Aguilar le preguntó sobre la importancia del estilo en su dramaturgia y en cuál se ubicaba él mismo. El creador respondió: “Jamás lo considero, procuro no pensar en eso. Cuando yo era muy joven, mis compañeros tenían una preocupación por el estilo, y yo dije: ‘No, si hago esto, va a ser así’. Decidí que todo lo que hiciera, al final, sería mi estilo. ¿Cuál sería? Sólo Dios sabe. Me propuse hacer cosas que no se parecieran unas a otras; si tengo estilo, será casualidad”.
En mayo de 2007, recibió un homenaje en Moscú por parte de la Unión Teatral de Rusia, donde dictó las conferencias: Cultura y teatro en México
, en la Universidad Lingüística de Moscú, y Dramaturgia mexicana moderna
, en el Instituto Cervantes.
Ahí expuso su visión sobre la composición: La realidad es infinita, no tiene principio ni fin, y el autor es quien va a escoger el momento en que los acontecimientos están maduros para empezar a presentarlos, tejiendo sus conflictos hasta que éstos llegan a su conclusión
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Durante esta disertación, comparó el proceso de escritura con la mediumnidad: Vienen los espíritus, hablan por la boca de alguien, dicen cosas que esa persona no sabía, se comportan con independencia y se van cuando les da la gana. Igual que las obras: pueden aparecerse en sueños. Siempre aconsejo llevar una libreta para apuntar los sueños en cuanto ocurren
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También enfatizó: El único modo de ser escritor, es escribir. El que no halle placer en redactar páginas y páginas, más vale que no escriba
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En el conversatorio en la UANL, disponible en YouTube, Carballido habló de la relación entre un texto y su escenificación: Puede ocurrir que de un mal texto dramático salga una gran puesta en escena. A veces, hasta el autor se sorprende de lo buena que resulta, y no es la obra, sino es el montaje, es el trabajo del director. En el foro, cualquier cosa puede pasar: las obras buenas pueden tropezarse y caerse de boca, mientras las malas pueden triunfar
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El escritor también se cuestionaba la notoriedad de ciertas piezas: “El éxito escapa a la voluntad del autor. Son casualidades que ocurren por alguna razón que uno no siempre descubre. Rosa de dos aromas fue un taquillazo, y no tengo idea de por qué. Es muy transparente, se ve lo que va a suceder”.
Entre los directores que lograron montajes que lo dejaron satisfecho, destacaron Fernando Wagner, Dagoberto Guillaumin y Luis Martín Garza. “Acapulco los lunes me entristecía por lo mal que salía, pero Luis Martín la hizo bien, y me devolvió la confianza. Uno está muy pegado a su trabajo y le gustan todas. A unas, incluso, las quieres por feítas: ‘A nadie le gustas, pero a mí sí’”.
En la apertura de la Cátedra Nacional de Dramaturgia Emilio Carballido en el Centro Veracruzano de las Artes, en 2006, el dramaturgo donó a la biblioteca de la institución cinco cuadernos de manuscritos con la redacción original.
'Hay infinidad de pensamientos no terminados, ideas, notas, apuntes, recetas de cocina; material personal, obras sin terminar, sin título, hay hojas tachadas y otras muy bonitas. Será una cosa divertida hojearlas
, comentó el dramaturgo.
La intención de exhibir sus manuscritos, continuó, es para ofrecer a las nuevas generaciones 'una lección de cómo trabajamos, cómo se llevan las letras adelante, cómo se asume la literatura y la pasión por escribir. Es un juego divertido y desgarrador a la vez
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Aunque a menudo buscaba provocar reflexión, Carballido mostró su escepticismo sobre el impacto directo del teatro en las personas: Yo no creo que el teatro alcance influencia directa en nadie, ¿no? Yo no he visto a nadie que cambie por ver teatro
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