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Estadistas reclaman al presidente abyecto
C

on toda razón, la presidenta Claudia Sheinbaum pone el dedo sobre el renglón en cuanto a la responsabilidad que tiene Donald Trump de limpiar primero su casa. El problema de salud pública que tiene la sociedad estadunidense es enorme.

Son ya varias generaciones que viven bajo el dopaje. Desde militares, deportistas, artistas, intelectuales y juventud en general han hecho del uso de la mariguana, anfetaminas, del famoso LSD (dietilamida de ácido lisérgico), la cocaína y otros tóxicos más una forma de vida. Tal vez se trata de un escape de la realidad.

Esas mismas generaciones han tenido que asumir como suyas infinidad de guerras. En millones de familias estadunidenses existen veteranos de guerra y caídos en combate. Cada miembro del ejército se ha convertido en invasor criminal. Ellos han sido, a su vez, víctimas convencidas de que es correcto cometer acciones perpetradas a fuerza de engaños. Se alistan en el ejército supuestamente para cumplir con la responsabilidad de defender el mundo libre, la democracia y el estilo estadunidense de vida. O sea, luchan y arriesgan la vida por salvaguardar el punto de vista consumista que tienen de la libertad.

Nuestra pregunta es: ¿hasta cuándo el pueblo estadunidense soportará a un convicto en el poder?

El calificativo de abyecto no es una grosería de nuestra parte: es un diagnóstico de apreciación por todas las barbaridades que ha dicho desde que llegó al poder en su primer gobierno.

Ninguno de los reclamos de diversos estadistas del mundo han sido gratuitos o emitidos por animadversión hacia el pueblo estadunidense. Las amenazas que el gobierno de Trump ha programado son un insulto para la diplomacia mundial, para los principios de respeto universal y un atentado en contra de la civilización de cualquiera de nuestras culturas.

Gustavo Petro, presidente de Colombia electo democráticamente, señala que Trump es absurdo al declarar que los niños colombianos son criminales. Eso es un hostigamiento racista. Petro reclama a Trump: los menores de edad no deberían ser expuestos a malos tratos y mucho menos a procesos que los separan de sus familias. ¿Cómo va a decir que son delincuentes?

Definitivamente, Petro advierte al estadunidense que no aceptan el maltrato a los niños de Colombia por ser deportados desde Estados Unidos.

El presidente colombiano olvida que el gobierno de Estados Unidos es capaz de enjaular a personas, exponerlas como seres raros y separar a menores de edad de sus familias, exactamente como hacían los secuestradores de poblados africanos enteros para venderlos al mejor postor y explotar el negocio de la esclavitud. Aunque no olvidemos la historia de otros grupos esclavistas, como las capturas que hacían los piratas berberiscos en contra de los cristianos de las costas de Francia, España, Portugal y otros.

En la actualidad sucede algo similar: no les importa si están violando los derechos humanos, tampoco les afecta si reciben el repudio de la comunidad internacional. Ellos se sienten los amos del mundo, al estilo de los esclavistas del pasado.

Por su parte, el presidente Lula da Silva, de Brasil, afirmó con justa razón que el millonario Trump no fue elegido para gobernar al mundo. Y, si eso piensa, nuestro diagnóstico anterior debe ser considerado por el pueblo de Estados Unidos.

El presidente estadunidense debe respetar las relaciones democráticas y civilizadas que tratan de mantener otros países del mundo, aunque le cueste trabajo. El pueblo estadunidense merece otro Estados Unidos. Si Trump quiere y entiende, su país será grande otra vez, no a costa de la barbarie que está imponiendo desde el primer momento en que se sentó en la oficina oval de la Casa Blanca.

Esperemos que también entienda que las pésimas acciones políticas y comerciales propuestas por su gabinete y, especialmente, por su aliado Elon Musk, personaje sin identidad gentilicia, le traerán mucho más animadversión mundial. Dice Lula: lo que no puede pasar es que pensemos que un empresario puede ser dueño de la comunicación mundial y hablar mal del mundo a toda hora, interfiriendo en las elecciones de los países.

Desde Rusia, por supuesto, Trump ha recibido múltiples críticas, generadas por las agresiones verbales y amenazas estúpidas hacia ese país. El histórico odio de Estados Unidos hacia los países comunistas soviéticos, de hecho, no ha cesado.

Creemos que Donald Trump no se ha enterado de que ya no existe la Unión Soviética. Eso no sería nada raro, debido a la ignorancia cultural y política que muestra cada vez que habla. La incongruencia de criticar al presidente Vladimir Putin por no detener la guerra en Ucrania deja claro que no es el enfrentamiento bélico lo que le importa; de otra forma, exigiría a Benjamin Netanyahu detener el fuego contra Palestina y parar la invasión de Israel hacia ese país árabe.

El gobierno de Putin ha ofrecido diálogo para solucionar la amenaza arancelaria; sin embargo, el bravucón de la Casa Blanca no ha entendido que se debe recurrir, para un mejor entendimiento mundial, a acciones diplomáticas y llegar a un entendimiento comercial justo que a ambos países convenga.

Lo que tenemos que hacer desde nuestros países es buscar una salida diplomática, civilizada, lógica y pacifista pero lo suficientemente firme para detener al presidente abyecto.

(Colaboró Ruxi Mendieta)