Cultura
Ver día anteriorSábado 8 de febrero de 2025Ediciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
ENTREVISTA Arturo Estrada, Pintor
Nací pintor, nunca quise hacer otra cosa

El artista, discípulo de Frida Kahlo, cumplirá 100 años el 30 de julio //El festejo arrancará con una exposición en la Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles

Lúcido y de buen ánimo, el también docente recibió a La Jornada en su hogar, en el sur de capital del país. Ahí compartió cómo se inició en su profesión, sus ideas alrededor del muralismo y experiencias de aprendiz al lado de la icónica creadora: cuenta que ella siempre fue el conducto para que sus alumnos hicieran los encargos, como la obra de unos lavaderos públicos en el barrio de La Conchita

Foto
▲ Para el maestro, más que el talento o la vocación, pesan las ganas y las circunstancias.Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Sábado 8 de febrero de 2025, p. 3

Nací pintor, nunca quise hacer otra cosa; la familia me alentaba, externa el muralista y docente Arturo Estrada Hernández, quien cumplirá 100 años el 30 de julio.

Los festejos relativos a este hito comenzarán el 8 de febrero con la apertura de la exposición El legado de una escuela: Los Fridos, en la Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles, en Coyoacán. El Güero Estrada, como se le apoda, fue integrante del grupo conocido como Los Fridos, por ser alumnos de Frida Kahlo en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado (Enpeg) La Esmeralda.

Para junio se preparan muestras individuales de Estrada en el Salón de la Plástica Mexicana, del que es miembro fundador, y en el Centro Cultural Clavijero, en Morelia, ya que es michoacano nacido en Panindícuaro. Las tres exhibiciones son de carácter antológico, realizadas con obras provenientes de la colección personal del artista.

Se editará, además, el libro biográfico Güero, memorias de Arturo Estrada, del investigador Rodrigo Ortega Acoltzi.

Lúcido, tranquilo, con ánimo para platicar, don Arturo recibe a La Jornada en su casa, en el sur de la Ciudad de México. Jubilado como maestro de La Esmerada desde 1988, escuela que también dirigió entre 1983 y 1985, actualmente no trabaja en algún proyecto en concreto, aunque siempre pienso en lo que voy a hacer.

Dueño de una pintura figurativa, El Güero se identifica con la Escuela Mexicana. Desde sus primeros años de vida su vocación fue clara: nací con la tendencia a pintar y dibujar. A tal grado que su padre, Dámaso Estrada, quien tenía un taller de calzado, lo llevó de niño con el escultor imaginero, Miguel Moreno, quien hacía imágenes de santos para las iglesias. Era la única persona en el pueblo que tenía un taller muy bonito, anota. Allí, el pequeño Arturo realizó algunas tallas en madera.

Terminada la primaria, en 1940, se trasladó a la Ciudad de México, donde radicaba un tío, para continuar sus estudios de secundaria. Dos años después ingresó a La Esmeralda, entonces ubicada en la colonia Guerrero. ¿Cómo supo de su existencia? Al parecer por unos volantes que se repartían en la calle.

En La Esmerada estaban los grandes pintores de docentes: Carlos Orozco Romero, Jesús Guerrero Galván, Raúl Anguiano, Feliciano Peña, José Chávez Morado, Diego Rivera y Frida Kahlo, entre otros. Tiene su origen en la Escuela Libre de Escultura y Talla Directa, fundada por Guillermo Ruiz en el ex-convento de la Merced en 1927. De acuerdo con Estrada, la Enpeg era más libre que la Academia de San Carlos; además, era más fácil ingresar. Como en todas las escuelas, te ponen el modelo y corrigen lo que haces. Te dan el material, te enseñan la técnica y cómo hacer los colores, anota.

Ya para 1943, El Güero tomaba clases con Rivera y Kahlo: Frida era muy reconocida. Siempre se vestía como gente del pueblo, con cosas en la cabeza y enaguas. Desde que la conocí, estudié con ella.

−¿Qué aprendió de ella?

−Enseñaba dibujo y pintura. Llegaba a la escuela y decía: ponte a dibujar lo que quieras. Era entusiasta de que pintáramos lo que quisiéramos. No había límite. Los viernes preguntaba, ¿qué hicieron?, y era cuando hacía observaciones. Cada quien iba a hacer lo que quería, pero aprendía a hacerlo.

Debido a su estado de salud, Kahlo dejó de dar clases en la sede de La Esmeralda. Según Estrada, a su maestra no le gustaba ir a la ciudad. En su casa de Coyoacán tenía un jardín muy grande, con muchos perros mexicanos y alemanes; más de 10.

De todos sus alumnos, sólo cuatro se decidieron por seguirla a Coyoacán: Guillermo Monroy, Arturo García Bustos, Fanny Rabel y Arturo Estrada. En esa época, los papás de uno le daban para que tomara una torta al mediodía. Frida se dio cuenta; entonces, a las 12 horas, nos daba una torta de frijoles y un refresco de cola. Estrada siempre fue cercano a la familia Kahlo Rivera; incluso, hasta la fecha.

El muralismo nunca morirá

En los inicios de su profesión, Estrada se orientó más hacia el mural, aunque reconoce que pocos se interesaron por esa corriente pictórica. En el salón de clases se hicieron algunos trabajos murales”. Kahlo fue el conducto para que sus alumnos los elaboraran en unos lavaderos públicos que había por el barrio de La Conchita. Consiguió que pintaran la fachada de la pulquería La Rosita, primero, en 1943, y luego en 1945: Frida era una promotora entusiasta de decoraciones como ésas, y de que los temas tuvieran que ver con la vida del pueblo.

Arturo Estrada también pintó un mural en lo que fue el hotel Posada del Sol, ubicado en la avenida Niños Héroes, hoy propiedad del Gobierno de la Ciudad de México. “El dueño, un arquitecto, invitó a Frida y a Diego; sin embargo, ella dijo: ‘sí voy, pero con mis alumnos’. Finalmente, Frida no pintó”. El mural se titula Baile de tehuanas (1946). Se piensa que aún existe, aunque el inmueble está cerrado y no hay acceso.

Desde la escuela, Estrada expresó su interés por viajar a Yucatán. Al recibir su certificado de estudios de la Enpeg, la dirección del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura lo premió con un viaje con el fin de estudiar la cultura maya en la península.

A pregunta expresa, Estrada asegura que el muralismo no va a morir nunca. Su ejecución se volvió más fácil con el empleo de pinturas acrílicas, en vez del fresco o el óleo. La temática también cambió: En la escuela siempre se hablaba de pintura mural con críticas al gobierno. Como miembro del Partido Comunista, Estrada asistía a sus reuniones en las que se orientaba al respecto. Por ejemplo, el presidente dijo algo que no cumplió... vamos a pintarlo; no obstante, había que ver cómo expresarlo. Se trataba de captar el momento.

Entre su obra mural destacan: El aire (1953), realizado en mosaico de piedra para el muro exterior del edificio de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, dañado en los terremotos de 1985 y de 2017; La vida religiosa entre los mixtecos (1964), en la sala Etnografía de Oaxaca, en el Museo Nacional de Antropología, y Medicina antigua y contemporánea para una vida mejor (1988), en la línea 3 del Sistema de Transporte Colectivo Metro. Su mural Mendoza hoy, en la Casa de la Cultura, en Cuautla, Morelos, en su momento fue parcialmente destruido; sin embargo, se recuperó y restauró en 2007.

Como director de La Esmeralda, Estrada pugnó por que la escuela tuviera otro nivel al otorgar el título de licenciatura.

−¿Qué pesa más: la vocación o el talento?

−Las ganas... y las circunstancias.