oda persona tendría que ejercer el derecho a vivir una adolescencia plena, asumirla como un derecho universal. Una etapa estratégica creada en el siglo XIX y vinculada con la condición de ser estudiante. Ser adolescente es ser estudiante, un lujo social para aquellas familias cuyos ingresos les permiten mantener por más años en la escuela a su prole, así como retrasar la edad de su ingreso al trabajo remunerado, al matrimonio, a la maternidad y a la paternidad. Episodio que suele situar a los adolescentes en subordinación frente a los adultos, con rasgos de discriminación que subrayan las desigualdades sociales y las de género, excluye a quienes viven en condiciones precarias o son mujeres. Apenas hace un par de décadas las adolescentes y jóvenes mexicanas alcanzaron los mismos niveles de escolaridad que los adolescentes y jóvenes, con excepción de las indígenas.
La adolescencia responde a los ritmos históricos del proceso civilizatorio
. En las sociedades modernas es edad de disputa generacional, un proceso de separación de las figuras paternas para reafirmar la personalidad y la identidad sexual, una fase del ciclo vital con dilemas críticos: clarificar valores, definir una misión en la vida y una vocación técnica o laboral, profesional o académica.
Vivir la adolescencia es, actualmente, acceder a estudios del nivel medio superior, una oportunidad que es determinante para el resto de la vida. La media superior no es sólo un lugar de aprendizaje o de impulso a las nuevas tecnologías, es también un entorno donde se viven embarazos, consumo de sustancias y violencia, se trata de un espacio clave para la movilidad social, cultural y afectiva. Es fundamental que cada plantel permita superar el machismo en las nuevas generaciones, fortalecer vínculos sociales y de amistad, así como disminuir el consumo de sustancias y crear herramientas de vida para anticiparse a la etapa adulta.
En este siglo la estructura por edad de la población mexicana ha cambiado. El porcentaje de adolescentes de 15 a 19 años representa 8.5 por ciento de la población (11.3 millones), la demanda educativa del nivel medio superior crece y cobra un papel crucial como política de Estado, en tanto que la demanda de educación básica se reduce (escribí al respecto el 10 de enero).
Es necesario reducir el rezago, la asistencia escolar de adolescentes disminuye a medida que aumenta la edad: 83 por ciento de las mujeres asisten a la escuela a los 15 años y sólo 51 por ciento de ellas asisten a los 19 años; 78 por ciento de los hombres asisten a los 15 años y sólo 39 por ciento de ellos, a los 19 años (SEP, 2023). En el nivel de educación media superior ocurre la mayor deserción escolar, llegó a su nivel más alto en 1996 con 20 por ciento. En los últimos cinco años disminuyó de manera significativa: el abandono escolar pasó de 14 a 9 por ciento, la tasa creció por la pandemia del covid-19 en 2020 y 2021, que se recuperó en 2022. El porcentaje de las adolescentes desertoras descendió de 39 a 33 por ciento, las razones son múltiples: de 34 a 36 por ciento por reprobar, no gustarles el estudio o haber alcanzado su meta educativa; por falta de dinero o tener que trabajar la proporción pasó de 27 a 28 por ciento; la causal por casarse o unirse disminuyó de 9 a 6 por ciento, y abandonar la escuela por embarazarse o tener un hijo descendió de 11 a 6 por ciento (de 2018 a 2023). Son cifras consistentes con la reducción de 30 por ciento de la tasa de fecundidad de adolescentes, que pasó de 72 a 51 por ciento (estimaciones de la SG-Conapo con base en Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica, 2018 y 2023). Sin duda, el gran volumen de las becas Benito Juárez ha contribuido, además del fortalecimiento de la educación integral de la sexualidad y de los servicios de salud sexual y reproductiva, así como las acciones interinstitucionales de 32 organismos que conforman la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo (Enapea).
El acceso a la prepa inhibe la maternidad temprana. Sesenta y dos por ciento de las adolescentes con nivel medio superior no tiene hijos, 13 por ciento tuvo su primer hijo antes de los 18 años; en tanto que 20 por ciento de las indígenas se hacen madres antes de los 18 años, sólo 25 por ciento de ellas alcanza el nivel medio superior.
Es muy alentador el reciente anuncio que hizo la presidenta de México, Claudia Sheinbaum: la creación de 200 mil nuevos lugares en las preparatorias como parte del Plan Integral del Sistema Nacional de Bachillerato. Para ampliar la matrícula en este nivel se crearán 40 mil nuevos lugares a través de la construcción de 20 nuevos planteles en 2025, la ampliación de 30 y la reconversión de 35 planteles de secundarias que no tienen turno vespertino, que se habilitarán como preparatorias vespertinas. Se actualizan planes de estudio y se abren las aulas al entorno comunitario, el programa La Escuela es Nuestra se amplía y se mejoran las condiciones laborales de docentes, se unificarán 31 sistemas de educación media superior en dos: el Bachillerato Nacional General y el Bachillerato General Tecnológico. El Programa Bachillerato Nacional para Todas y Todos, mi Derecho mi Lugar tiene como meta alcanzar 85 por ciento de cobertura nacional para 2030, y contribuir a que vivan ¡una adolescencia plena!
* Secretaria técnica del Conapo