ontra la concepción politizada y sesgada de la derecha xenofóbica internacional, que ve en los migrantes un flagelo, una amenaza a la comodidad de las élites, este segmento social y las generaciones subsecuentes constituyen un activo fundamental en el crecimiento y la prosperidad de las mayores economías del mundo.
Esta realidad, nunca ponderada en su formidable dimensión, se aprecia sobre todo en el papel determinante de los latinos en la economía estadunidense. A propósito de la actual embestida en su contra, es importante destacar que los latinos, la inmensa mayoría de ellos de origen mexicano, de ser considerados como un país, ya serían una más fuerte que la mayoría de las economías europeas, ya serían parte del top 5 de las naciones industrializadas.
No es una opinión subjetiva, es la realidad que arrojan las cifras. Según la investigadora Ana Teresa Ramírez, directora de la organización Donor Collaborative, la aportación de la comunidad latina al producto interno bruto estadunidense asciende actualmente a 3.6 billones de dólares. Con esa aportación, concluye: si los latinos en ese país fueran una nación serían la quinta economía más grande del mundo
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Sólo entre el pago de impuestos, gasto de alimentación, salud, seguridad social, vivienda y demás necesidades, sin considerar la plusvalía que generan en el proceso productivo, los migrantes con y sin documentación que viven y trabajan en Estados Unidos inyectan anualmente a la economía de ese país más de 305 mil millones de dólares, revela el Foro de Remesas de América Latina y el Caribe.
Visto desde el ángulo demográfico, con 37 millones de personas, este grupo poblacional es el segundo en Estados Unidos, sólo detrás de la mayoría anglosajona. Y algo fundamental: 80 por ciento son ciudadanos estadunidenses y la mayoría de quienes no lo son cuentan con permiso regular de estancia.
Otro importante indicador es que, como revelan cifras oficiales de los departamentos de Estado y de Trabajo estadunidenses, los latinos son especialmente emprendedores, tomadores de riesgos; tanto, que crean más de 50 por ciento de todos los nuevos negocios en Estados Unidos.
También, como arrojan estadísticas del Departamento de Comercio de nuestro principal socio comercial, los latinos adquieren casi 50 por ciento de todas las casas nuevas.
En el futuro el peso económico de la comunidad latina será aún mayor: las proyecciones del Departamento de Trabajo estadunidense prevén que 78 por ciento de la nueva fuerza de trabajo en los próximos 10 años será latina. Frente a esta realidad las deportaciones no tienen sentido, pues se trata de un sector emprendedor, hiperactivo, y que apuesta por el trabajo honesto y productivo.
Cifras semejantes maneja, pues se apoya igualmente en los indicadores oficiales del propio gobierno estadunidense, un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles, UCLA: la población latina en Estados Unidos alcanzó en 2021 un producto interno bruto (PIB) de 3.2 billones de dólares, lo que la convertía ya desde hace cuatro años en la quinta economía del mundo, si fuera una nación soberana en sí misma.
El PIB de la población latina ese año, cuando concluyó el estudio, se ubicó después de la global de EU, China, Japón y Alemania, y ya superaba la suma de bienes y servicios de economías de países como Reino Unido, Francia, Italia y Canadá. Supera también el PIB de todos los países de América Latina.
El estudio de la UCLA, que confirmó la importancia creciente de la población latina ya revelado por otras instituciones, evidencia que a pesar del desafío de la pandemia de covid-19 para todo el mundo, en 2021 el PIB generado por los latinos creció 7.1 por ciento ajustado a la inflación, superando la marca de 3 billones de dólares por primera vez. Esa tendencia creciente se ha mantenido hasta ahora, pues la economía del país vecino ha crecido por encima de 3 por ciento anual en 2022, 2023 y 2024.
Hay otro dato revelador de la importancia de los latinos, como productores, consumidores y pagadores de impuestos: a pesar de que representan sólo una quinta parte de la población estadunidense, generaron 39 por ciento del crecimiento del PIB real del país durante el periodo 2020-2021. Y una cifra más: respecto a las 10 mayores economías del mundo, el PIB latino tuvo el segundo crecimiento más rápido en ese mismo periodo, sólo detrás de China.
En el balance global, más de 6 millones de empleos en Estados Unidos dependen del comercio con México y cada minuto comercia más de un millón de dólares. La frontera de 3 mil 140 kilómetros que une a México y Estados Unidos es la más transitada del mundo.Un millón de personas y más de 300 mil vehículos cruzan diariamente esta frontera. Cualquier obstrucción al flujo humano y comercial en la frontera colapsaría la economía de California, Texas, Nevada, Nuevo México y otros estados más vinculados con ellos.
Esa dinámica comercial, lejos de frenarse, no hará más que crecer al amparo de la inevitable relocalización de las empresas, para acercar los productos al mayor mercado del mundo, el nearshoring.
En suma, lejos, muy lejos de la visión excluyente y vejatoria de los migrantes y sus descendientes, la comunidad latina en Estados Unidos es un pilar de la nación que los ha recibido, un activo fundamental que ha permitido que ese país sea, por décadas, la primera economía mundial. Sólo una perspectiva objetiva, bilateral y equilibrada construirá las soluciones que este tiempo de formidables desafíos demanda.