Sábado 6 de julio de 2024, p. 19
El Vaticano., El arzobispo italiano Carlo Maria Vigano, feroz crítico ultraconservador del papa Francisco, fue declarado culpable de cisma y excomulgado, comunicó ayer la oficina doctrinal del Vaticano.
Vigano, enviado papal en Wa-shington entre 2011 y 2016, pasó a la clandestinidad en 2018 tras denunciar que el pontífice sabía desde hace años de las conductas sexuales inapropiadas del cardenal estadunidense Theodore McCarrick y no hizo nada al respecto; llamó a Francisco falso profeta
y siervo de satanás
.
El Vaticano rechazó la acusación y el mes pasado citó a Vigano para que respondiera a las imputaciones de cisma y negación de la legitimidad del Papa.
El arzobispo se negó a participar en el procedimiento disciplinario; desafiante, dijo que era “un honor y añadió: No reconozco la autoridad del tribunal que pretende juzgarme, ni de su prefecto, ni de quien lo nombró
.
La excomunión del Vaticano significa que Vigano está formalmente fuera de la Iglesia por haber cometido uno de los delitos más graves del derecho canónico: el cisma, que ocurre cuando alguien renuncia a su sometimiento al papa o a la comunión con los católicos sujetos a él.
Se considera particularmente peligroso para la fe porque amenaza la unidad de la Iglesia. De hecho, Vigano creó un grupo de seguidores conservadores y tradicionalistas.
El ex arzobispo acusó a Bergoglio de representar a una Iglesia inclusiva, inmigracionista, ecosostenible y amistosa con los gays
, que se había desviado de su verdadero mensaje.
En 2012, durante el primer escándalo de Vatileaks, cuando el mayordomo del papa Benedicto XVI filtró documentos privados del pontífice para llamar la atención sobre la corrupción en la Santa Sede, salieron a la luz cartas de Vigano, entonces número dos en la administración del Vaticano, en las que suplicaba al papa Benedicto que no lo transfiriera, luego de quedar expuesto por corrupción en la adjudicación de contratos que le costaron a la Santa Sede millones de dólares.
Las súplicas no funcionaron, Benedicto los transfirió como nuncio a Estados Unidos, un puesto prestigioso, pero lejos de Roma y fuera del camino para algún día ser cardenal.