Madrid. En medio de un fuerte dispositivo de seguridad, Begoña Gómez, la esposa del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, acudió ayer a los juzgados de Plaza de Castilla en Madrid para declarar como imputada ante el juez instructor del caso, Juan Carlos Peinado, en el marco de la investigación en su contra por los presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción.

La denuncia contra Gómez fue interpuesta por el sindicato ultraderechista Manos Limpias, de ahí que el mandatario español y todo su gobierno tilden el proceso como parte del lawfare o guerra sucia de los magistrados contra la administración progresista que preside.

La citación para declarar era a las 10 de la mañana, pero dos horas antes ya se había activado un fuerte dispositivo de seguridad, en el que el gobierno movilizó decenas de agentes antidisturbios, policía secreta y hasta un helicóptero que sobrevoló los tribunales durante toda la comparecencia. De hecho, Gómez accedió a la sala de justicia desde el estacionamiento subterráneo, un privilegio que muy pocas veces se concede y que se autorizó en esta ocasión por motivos de seguridad.

La esposa de Sánchez explicó al juez Peinado que desconocía los motivos de su citación, por lo que el magistrado decidió notificarle las causas abiertas en su contra y también que había decidido rechazar su petición para que su comparecencia no fuese grabada en video, como es habitual.

Una vez hechas estas formalidades procesales, el juez aplazó la audiencia al 19 de julio, para que la imputada y su defensa tengan el tiempo necesario para preparar su estrategia.