Bogotá. A las disidencias de las FARC conocidas como Estado Mayor Central (EMC) fue atribuido ayer el campo minado que causó el deceso de seis militares en el munici-pio de Valdivia, al noroccidente de Colombia.

Fuentes del ejército precisaron que un pelotón que regresaba a su base fue atacado en horas de la tarde del jueves por paramilitares del Clan del Golfo y, en su intento por resguardarse, cayeron en el área sembrada de minas artesanales por los guerrilleros del EMC. No deja de ser una paradoja que, enfrentando a estructuras contrainsurgentes como el Clan del Golfo, los soldados hayan muerto por artefactos explosivos de un grupo insurgente, comentó a La Jornada el politólogo Horacio Duque.

Según voceros del Batallón de Operaciones Terrestres número 24, en el lugar murieron instantáneamente cuatro soldados y otros dos fallecieron cuando eran evacuados de la zona en un helicóptero. Cuatro militares más resultaron gravemente heridos.

En un breve comunicado, el ejército anunció que habrá una denuncia penal por violaciones a normas del derecho internacional humanitario por el uso de armas artesanales no convencionales.

El presidente Gustavo Petro condenó en su cuenta de X los suce-sos: “Lamentable la muerte de seis soldados en campo minado en Valdivia. Más jóvenes muertos en la guerra por la codicia…”, escribió el jefe de Estado.

Petro, sin embargo, no se pronunció frente a la ola de solicitudes al gobierno para que suspenda el alto al fuego pactado con el EMC desde noviembre de 2023 y que, según figuras como el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendon, sólo ha servido para envalentonar a los grupos irregulares, afectando la moral de las fuerzas militares que se sienten maniatadas.

Un sector de estas disidencias de las FARC mantiene conversaciones de paz con el gobierno, incluidas las estructuras que operan en Antioquia y el sur de Bolívar, lo cual no sucede con los frentes que operan en el convulso suroccidente del país, cuyas acciones contra la fuerza pública y los atentados en zonas urbanas son pan de cada día.

En la región donde perdieron la vida los seis soldados operan frentes guerrilleros del EMC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), así como poderosos frentes del Clan del Golfo, una estructura paramilitar que proclama su condición de ejército contra insurgente y que en los años 80 y 90 actuaba en alianza con las fuerzas militares.