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Atrás quedaron los tiranos que maltrataban a los atrilistas

Mercedes Gómez Benet presenta Odonir y los ratones en concierto, donde un director malhumorado recibe una lección por su conducta

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▲ En entrevista con La Jornada, la arpista y compositora Mercedes Gómez Benet asegura que los jóvenes que están ganando puestos en las orquestas tienen una actitud de colaboración.Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Domingo 16 de junio de 2024, p. 2

La época de los directores tiranos quedó muy atrás, afirma la arpista Mercedes Gómez Benet en referencia a esos músicos que abusaban de su condición de poder en las orquestas y que maltrataban a los atrilistas.

Ahora, los directores jóvenes se consideran un colega más. Ya cambió ese patrón que se tenía hasta hace no muchas décadas con los directores, algunos de los cuales eran unos tiranos que llegaban a los ensayos a lanzar rayos y hasta humillar a los músicos, resalta la también docente y escritora.

Los jóvenes que están ganando puestos en las orquestas tienen una actitud de colaboración con los músicos; son conscientes de que somos un equipo y que la música la hacemos entre todos.

Mercedes Gómez hace estos comentarios a propósito del espectáculo Odonir y los ratones en concierto, basado en un cuento de su autoría (editorial Norma), en el que se narra la historia de un director malhumorado que maltrata y humilla a los músicos y cómo éstos son ayudados por un grupo de roedores que habitan en el teatro donde ensayan –que incluso tienen su propia orquesta, la Ratónica del Establo de México– para darle una lección al maestro.

Dirigido al público infantil con el propósito de involucrarlo de manera divertida en el mundo de la música clásica, este concierto escénico tendrá tres funciones en el Lunario del Auditorio Nacional hoy, el 23 y 30 de este mes a las 13 horas.

Si bien la historia de Odonir y los ratones en concierto tiene lugar en el mundo de las orquestas y la música de concierto, contada a partir de las experiencias vividas por la autora y basada en su paso por agrupaciones como la Sinfónica del Estado de México y las filarmónicas de la Ciudad de México y la Universidad Nacional Autónoma de México, a su decir, no es una situación privativa del arte sonoro, sino que está extendida en muchos otros ámbitos.

Detrás de esta historia (aparentemente inocente) hay un sesgo crítico muy fuerte al ejercicio abusivo del poder, no sólo en las orquestas con algunos directores, sino también en otros lugares, como las escuelas y espacios laborales, explica Mercedes Gómez.

A mucha gente se le olvida, cuando llega a un puesto de poder, que está allí para coordinar, no para maltratar ni humillar a nadie. Si no todos, seguramente algunos tuvimos una mala experiencia con un maestro de primaria que nos castigaba por mero capricho o por sentir que podía hacerlo. Entonces, parece que es un tema ingenuo (el de la obra), pero tiene su carnita, su mensaje. Hay que recordar siempre que debe fomentarse la colaboración en equipo.

En entrevista, Mercedes Gómez destaca que este espectáculo no sólo es para que los niños y niñas escuchen, vean y se diviertan, sino que también tiene un sentido didáctico que les permite adentrarse al fascinante mundo de la música clásica a partir de conocer diversos instrumentos y cómo son los ensayos de una orquesta.

Además de un ensamble de 15 músicos, el montaje está construido a partir del teatro de sombras, títeres de diferentes tamaños y técnicas, así como la música en vivo creada ex profeso por el joven compositor Kevin Martín.

La música como un juego que te puede salvar

La dirección escénica está a cargo de Emmanuel Márquez, quien comparte el interés de la arpista y escritora de acercar este tipo de propuestas musicales a los diferentes públicos, en especial al infantil.

En esta puesta, el creador escénico busca acentuar la importancia de la armonía y de que todos nos escuchemos. Una orquesta no funciona si no se oyen todos entre sí y si no juegan todos al mismo tiempo. Pienso que es algo que no está pasando ahora no sólo como país, sino como planeta. Es decir, todos debemos ir hacia un lugar en común. Y un poco la idea ahora es resaltar la importancia de la armonía entre la gente y también ver a la música como un juego que nos puede salvar.

En este espectáculo, agrega Emmanuel Márquez, se habla de la violencia y el sobrejercicio de la autoridad. Aquí se plantea cómo se puede hacer música con la misma calidad de otra manera, lo que, espero, nos estamos planteando en esta generación: pasó la época de los maestros estrictos, de la violencia en la educación, para ser una educación más empática, más juguetona.

De acuerdo con Mercedes Gómez, en México hacen falta propuestas artísticas para acercar a los niños a la música de concierto. En las programaciones de las orquestas sinfónicas sólo figura Pedro y el lobo, de Serguéi Prokófiev, una obra maravillosa, pero sin duda sobra talento en el país para hacer y compartir historias contemporáneas y divertidas más cercanas a nosotros.