Opinión
Ver día anteriorViernes 14 de junio de 2024Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Penultimatum

Käthe Kollwitz: 55 años de obra en el MAM de NY

L

a vida de Käthe Kollwitz (1867-1945) sobresale por ser una de las más grandes grabadoras, pintoras y escultoras de Alemania, como luchadora por la paz y líder del movimiento feminista.

Eso es lo que se destaca en el primer gran homenaje que se le rinde en Estados Unidos por medio de una gran exposición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en la que se muestra una parte muy significativa de la obra que realizó durante 55 años.

En ella se abordan temas como la muerte, el trabajo, la pobreza, el amor, la maternidad y la lucha por la justicia social y económica. Muy oportuna, además, por los conflictos bélicos en diversas partes del mundo, como Gaza y Ucrania.

Es notable el papel de Käthe Kollwitz como pacifista y artista comprometida políticamente. Al respecto destaca el cartel Nunca más la guerra, de 1924, en el que un joven levanta el brazo derecho en señal de juramento. Es mundialmente famoso y se exhibe en las marchas por la paz.

Igualmente, La piedad laica, escultura en la que muestra a una mujer con su hijo adulto muerto. Es la representación de la universalidad del dolor. Ella perdió un hijo durante la Primera Guerra Mundial y un nieto en la segunda. Escribiría entonces en Muerte por la patria: uno lo dice así, como si nada. Qué terrible tragedia, qué triunfo del infierno se esconde detrás de la máscara suave de estas palabras.

La merecida fama de Kollwitz se debió también a la intensidad con que reflejó en su obra los efectos de la pobreza y la guerra, la difícil situación de los trabajadores durante la revolución industrial o la rebelión campesina a fines del siglo XIX contra la explotación que sufrían en Alemania y que fue reprimida sangrientamente.

Primera mujer y artista galardonada con el Premio Villa Romana, fundado por Max Klinger. Primera elegida miembro de la Academia Prusiana de las Artes en más de 100 años, la expulsaron los nazis en 1933. Cuando presentó su obra en la Gran Exposición de Arte de Berlín, el káiser Guillermo II se negó a concederle una medalla por ser mujer.

En Alemania, dos museos reúnen la mayor parte de su trabajo, y numerosas escuelas, calles y plazas llevan su nombre. Una forma de honrarla como artista, militante antifascista y defensora del proletariado.